miércoles, 13 de noviembre de 2013

Código

Me quedé mirando sus ojos. Los míos estaban vidriosos. Dentro de éstos algo había cambiado; sentí cómo un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Mas, no era el tipo de escalofrío que yo me había imaginado sentir alguna vez de este modo…
Miré hacia el suelo y apreté mi muñeca derecha. Sentí el dolor de los cortes más recientes.
Todo era muy extraño. Muy doloroso. No, no quería que las cosas fueran así. Levanté la mirada, me quedé de nuevo mirándole. Esta vez con rabia, o dolor, o… ¿Qué siento? Siento… siento que soy muy fuerte… pero… no. Me siento muy débil. ¿Por qué?
Mis lágrimas empiezan a caer. Y no puedo parar. Él veía cómo estaba derrumbándome, y tan sólo me miraba. En sus ojos ya no quedaba nada.
Sentía cómo los moratones de mis piernas, de mi estómago y de mis brazos dolían con el mínimo roce de las ropas cuando el viento soplaba. Y yo seguía apretando mís cortes.
No podía seguir ahí de pie; notaba cómo el hambre hacía que sufriera algunos mareos y me costaba mantenerme firme.
La ansiedad, enemiga, presente, quería consumirme. Dejé de apretar mis heridas, cuando recordé que guardaba algo de marihuana en mi mochila. Era un buen momento para aliviar el dolor.
Mis ojos, llorando, miraron a los suyos con todo el dolor que podían reflejar (que no era ni la mitad del que sentía). Me alejé, miré de reojo, y no le veía seguirme. Miraba hacia atrás y no se movía; seguía ahí. Entonces, poco a poco, vi cómo mis ganas de vivir se consumían a la vez, o incluso más rápido, que el porro que me estaba fumando.

martes, 5 de noviembre de 2013

Tal vez no soy el tipo de chica con la que sueñas pasar el resto de tus días...
Lo sé... sé que mi pelo no es largo, sé que no es el más bonito y que es horrible, sobretodo, cuando no lo he alisado y está ondulado y sin formas bonitas.

Sé que mi rostro es bastante feo. No es el tipo de cara las cuales ves y te dejan embobado. Sé que mis ojos son aburridos, mis labios demasiado finos, mis mofletes demasiado gordos,, y mis rasgos para nada bonitos.
Sé que mi cuerpo es muy gordo y para nada atractivo. Sé que mi forma de vestir es descuidada, y que mi "carcasa" tal vez no sea la que te gustaría observar cada día de tu vida. Lo sé, créeme...

Sé que mi carácter no es agradable, que convivir conmigo debe ser todo un castigo, y un gran sacrificio. Sé que a veces soy muy cariñosa, incluso demasiado,  y que acabo molestando.  Sé que al rato puedo ponerme graciosa sin razón alguna, al igual que cuando me entristezco. Sé que a veces necesito demasiado cariño, atención o amor... Sé que aunque no me guste admitirlo soy muy celosa, que soy orgullosa y que mis gustos son muy diferentes.  Sé que necesito tacto, paciencia... sé que no valgo la pena... Sé que yo posiblemente nunca vaya a ser una chica especial como las demás, ni para ti, ni para nadie... Sé también que me paso las horas comparándome con otras. Pienso que me gustaría ser como ellas para que por lo menos me quisieras. Sé que no soy nada, de veras... Y sé que habrán un millón y dos mejor que yo, y por eso siempre mi corazón sentirá ese miedo al "adiós".

martes, 22 de octubre de 2013

¿Tú qué crees?

¿Recuerdas cuando acariciaba tus mejillas antes de besarte? O cuando jugaba con mis dedos pasándolos por tu pelo, acariciándolo con todo el amor del mundo.
¿Recuerdas cómo mordía entre besos tu cuello para hacerte ver que tenía ganas de guerra? Cuando verte era un qué yo por todo mi cuerpo y tenía ganas de ti. De tu cuerpo, tu alma, tu amor, tu persona...
¿Recuerdas cuando besaba todo tu cuerpo y lamía todos tus lunares? Creo recordar tu cuerpo de memoria. Tus 20 lunares, tan bien repartidos en tu cuerpo, dejándome tan perdida y confusa. Tan como en casa.
¿Recuerdas mis caricias por todo tu cuerpo? Haciéndote tiritar durante breves segundos y poniendo tu piel de gallina.
¿Recuerdas mi forma de mirarte mientras te quedabas poco a poco dormido  después de hacer el amor entre mis caricias?
¿Lo recuerdas? Porque yo sí, y lo adoro. Maldita sea, ¡te adoro! Y adoro como me haces sentir, cómo haces que sea por tu culpa. ¡Ag! Estúpidos. El amor es estúpido y de estúpidos. Y ha sido todo un placer compartir tal estupidez. Y ser estúpidos hasta el fin de nuestros días no me parece un mal plan, ¿tú qué crees?
Su sonrisa lo era todo para mí. Hacía que sintiera que las cosas fueran bien, estuviese en lo correcto o no. Hacía que sintiera que valía la pena, que era suficiente... Me hacía sentir útil. me daba vida. Era como si su sonrisa, como ella, tan bella para mí, fueran mis ganas de vivir.  Por eso siempre amé hacerla feliz.
Ella fue siempre tan... tan para mí... tan mía y a la vez suya, y también de nadie... Tan libre. Y yo tan unido y encadenado a ella.
Y que si decía de volar, volaba. Y que si quería marchar, marchaba. Que la aventura y la adrenalina eran su vida. Y ella la mía. Y posiblemente eso amaba tanto de ella; que siempre iba a ser mía aunque más suya. Y que nunca iba a pertenecer a nadie más. Que las noches locas no iban a ser junto un mejor hombre, más caballero o más apuesto. Las iba a pasar enredada en nuestras sábanas, mientras yo la besaba.
Nunca me había sentido tan lleno. Pero su sonrisa... era la cura de la mayor parte de mis males. Tan placentero volver a casa y que como costumbre su sonrisa me diese una bienvenida junto a dos besos que a veces acababan siendo cuatro, que otras eran veinte, y otras que siquiera recuerdo el número. Pero, me viene a la mente, esa sonrisa, esos besos... ella merecía la pena. Cualquier batalla era justa si era por ella. Rendirse nunca se le dio bien, y eso es algo que me hizo aprender. Y aprendí, y juro por Dios que jamás la perderé. Porque lucharé y lucharé hasta caer rendido, de la misma manera que ella lo iba a hacer.
Dos causas perdidas unidas. Tan diferentes, y a la vez tan parecidas.

martes, 15 de octubre de 2013

(Creo que) Se nos olvidó.

Creo que se nos olvidó. A los dos. Tanto a mi, como a ti, se nos olvidó. ¿El qué? Tantas cosas fueron, tantas cosas son, tantas cosas nos separaron...
Se nos olvidó todo. Se nos olvidaron tantas cosas,... Creo, yo, que se nos olvidó.
Creo que olvidamos la razón por la cual luchábamos.
Creo que se nos olvidó el amor. Se nos olvidó cuánto nos amábamos, y la razón por la cual latía nuestro corazón. ¿Por qué nos enamoramos? Estamos a un paso de alejarnos y odiarnos. Creo que se nos olvidó el amor, por una parte. ¿Por qué? ¿Por qué lo hicimos? Después de todo lo jurado, después de todo... Y maldita sea, yo siempre estuve a tu lado.
Y maldita sea, me estoy quebrando... Y mis pedazos se están quemando, y este caos se vuelve cada vez más oscuro.
Creo que se nos olvidó aquél futuro que juntos planeamos. ¿Cómo podemos decirle a aquellos dos locos enamorados que su amor va acabar matándolos? ¿Cómo vamos a poder decirles a aquellos locos tan diferentes el uno del otro, que aquella persona que le completaba y tanto amaba, no era la correcta? ¿Cómo vamos a decirles, que no van a vivir juntos, tener hijos, y no van a ser el amor de la vida del otro?
¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica tan verdaderamente enamorada que se iba a quedar amando a solas? ¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica que iba  a quedarse con el corazón roto, que aquél chico por el cual hubiera matado, se iba a enamorar de otra, y ella se iba a quedar viéndolo desde lejos? ¿Cómo de decirle a ella, que el dolor que imaginaba al perderle entonces, cuando estaban juntos, iba a ser peor cuando lo viviese?  Pues bien, no podré. Y de la misma forma que no podré, no podré decirle que se quede junto a él. No podré decirle que merece la pena luchar. Que tarde o temprano iba a hacerlo, que no debía tirar la toalla. Ya es demasiado tarde para nosotros... y para ti, y para mí.
Creo que se nos olvidó demostrar. Que a veces, las caricias, a uno de los dos le iban a faltar más. Que La enfermedad iba a acabar, que poco a poco, se empezaba a romper todo.
Creo que se nos olvidó que la distancia un día iba a desaparecer, que era sólo un obstáculo que podía ser atravesado. Creo que se nos olvidó creer... creer en nosotros. Creer el uno en el otro.
Creo que se nos olvidó olvidar. A ambos, o a uno de los dos. Se nos olvidó olvidar, o tal vez perdonar. ¿Es lo mismo? ¿Es diferente? Qué más da... Se nos olvidó, se nos olvidó todo.
Creo que se nos olvidó descansar. A ti de tus problemas, a ti de mí, a ti de tus sentimientos hacia mi... Y a mi se me olvidó descansar de ti. Se me olvidó descansar de luchar, de sentir, de amar, de intentar arreglar lo que estaba roto.
Creo que se nos olvidó olvidar la vergüenza y callar las voces de los demás. Se nos olvidó gritarle al mundo cuánto amor teníamos, y que éramos sólo uno.
Creo que se nos olvidó que era amor, no dolor. Y en dolor se convirtió. En un obstáculo. ¿Y si lo mejor es apartarse, y dejar de abrir heridas?
Creo que se me olvidó lo que era estar a tu lado, ya que llevo mucho tiempo colgada desde lo alto.
Siempre que lo pienso, no te echo la culpa a ti, tampoco me la echo a mi; nos echo la culpa a nosotros. Pero, después recuerdo que no se le puede echar la culpa a algo que no existe. Y no existe por nuestra culpa. Y todo se desmoronó, y en mi corazón siento que algo murió. Dime, ¿tú qué sientes? Porque me estoy muriendo de desolación.

Cosas desordenadas.

Vengo a decirte que, después de todo, no sé si realmente te conozco tanto como ambos creíamos.
Vengo a decirte que, después de todo, a lo mejor tú tampoco me conociste a mí; al menos, no lo vi así.
Vengo, a decirte que después de todo, yo nunca te quise. Yo siempre te amé. Es más... Yo te amo.

Después de todo lo pasado y vivido, después de todos los recuerdos, que ojalá no queden jamás en el olvido, no sé lo que quiero. No sé lo que hago, no sé nada de nada. Pero "nada" ya es algo, y mi algo es un caos. Después de todo lo luchado, sabiendo que yo fui culpable, quise ir a demostrarte cuán grande era mi amor. Tal vez eso no te importó. O sí, o no lo sabías. Y sé que no fue fácil para ninguno de los dos; pero creo que yo dejé mi piel y mis huesos, y acabé convirtiéndome en ruinas. Después de lo perdonado, después de lo amado, después de todos los planes... después de todo, no sé qué quiero. No sé si lo que quiero es seguir... porque, ¿quién me dice que esto es seguro, si no eres tú? Y tú no dices nada, y mi corazón, aquél al que tú alimentabas, aquél, rojo y vivo como una rosa, acabó marchitando, acabó haciéndose pequeño y oscuro; acabó congelándose. Y tal vez ese sea mi problema; que me congelé en aquél momento en el que tanto te amé.

Vengo a decirte, lo merezcas o no, que después de todo, yo te amo. A decirte, lo merezca o no, que... cómo me hubiese gustado que tu me amases... O que me quisieses, sólo un poquito... que lo demostrases... Cuando te necesité... Cuanto te necesito...
Vengo a decirte, que estoy hecha pedazos; que aunque no eres tú el gran motivo, me hubiese gustado tenerte conmigo... Me hubiese gustado recibir un poquito de tu amor.... sin embargo, lo único que recibí fue tu distancia, tu ausencia, y tu ignorancia...
Vengo a decirte, que me hubiese gustado envejecer a tu lado... que quiero hacerlo. Quiero vivir contigo hasta que mis días terminen... y sin embargo, no parece que eso vaya a ser posible...

domingo, 6 de octubre de 2013

Amigo, recuerda.

Si alguna vez te has enamorado, felicidades. Has sentido uno de los más grandes tesoros que puedes llegar a probar en la vida. Y lo lamento, has sentrido una de las mayores torturas que uno no puede controlar.

Aunque no lo queiero, aunque no lo pienso, y mucho  menos lo planeo, si alguna vez, por cualquier razón, yo huyo y salgo de tu vida, o me alejo, o si eres tú el que lo hace; de primeras, perdóname. Y no te olvides de mí. Por favor, por encima de todo, te suplico, que por favor te acuerdes mí, que lo hagas con cariño. Y que si hace falta, si mi recuerdo te daña, deja de quererme, deja de sentir cosas por mí... pero por favor, recuérdame y sonríe con los recuerdos.

Que pase lo que pase, incluso cuando alguno de los dos haya salido de la vida del otro y seguido adelante, eso nunca sería del todo cierto. Incluso aunque tú me odiaras, o yo te odiara a ti, cuando te haga falta, me tendrás ahí. Porque nunca vas a estar solo, da igual todo. Sólo llámame, y en tu puerta estaré.  Si te sientes solo, amargado, desolado, sin esperanza, agobiado, asustado... siempre tendrás una amiga al lado. Para aconsejarte, tratar de ayudarte, callar u escuchar, amar, abrazar, llorar, pasar un buen rato... Siempre me tendrás ahí.

Uno nunca sabe lo que puede pasar... pero si alguna vez pasase tal desgracia, espero que recuerdes mis palabras.

Nada.

Estoy viendo tu sonrisa, mientras lloro sonriendo. Parece que tu sonrisa me da vida y a la vez me la quita. Todavía la sigo adorando y amando tanto como el primer día que te vi sonreír.

¿Por qué me dueles? ¿Por qué me destrozas? ¿Por qué me haces tanto daño? Deja de sonreír, por favor... Pero, ¡cómo adoro esa sonrisa!

¿Por qué siento mariposas asesinas? Se sentía muy bien cuando al ver tu sonrisa atacaban haciéndome cosquillas.

Te veo tan feliz, sin poder dejar de sonreír, y yo tan miserable, tan hundida, tan vacía y sin salida.

¿No puedes oírme?¿No quieres hacerlo? ¿Estoy teniendo una horrible pesadilla? ¿Por qué no me miras?

No puedo creer que esto esté pasando, no se suponía que las cosas tenían que ir así. Sola, desconsolada, llorando, muriendo, tirada en el suelo.

Adoraba que fueras feliz gracias a mi; eso me hacía sentir útil. Adoraba hacerte sonreír, me dabas ganas de vivir.  Se suponía que nadie más te iba a hacer sentir así, y que yo no volvería a acabar de este modo.

¿Por qué no puedes oírme? ¿Por qué no puedes amarme? Te amo, te amo, te amo. Deja de sonreirle, necesito que me escuches. Esto me está haciendo demasiado daño. Y no te quiero, te amo, y soy invisible para ti. Estás demasiado ocupado admirando su belleza. Está bien... lo entiendo, yo no soy guapa... ella es hermosa... Yo soy mala en todo... ella simplemente es perfecta para ti... Pero te necesito.

¿Por qué no puedes recordar la forma en la que yo te hacía sonreír? ¿Por qué no puedes recordar cómo te hacía sentir?  Pero todo eso lo has olvidado, ahora te has enamorado... Y yo no puedo olvidarlo.... Y estoy tan metida en este infierno, que siento que estoy muriendo.

Los recuerdos me desgarran, y tú ya no me quieres, nada...

Pues bien, ya no importa nada. Desgraciadamente mi almohada quedó completamente empapada, y yo destrozada.

Sabiendo que nunca jamás volverás a sentir nada.... por mí.

Es hora de volver a casa y terminar con todo. Lo hecho, hecho está.

martes, 24 de septiembre de 2013

Titiritero

Te haces llamar titiritero y no sé si te das cuenta de que tú eres títere y titiritero de ti mismo. Tú manejas tus propias cuerdas; y a la vez, ves cómo te manejan. Y a veces desearías ser ahorcado por estas. Y a veces, tus manos se agotan de aguantar, no tu peso, tus miedos. Todo lo que hay dentro de tu cabeza. Todas esas cosas a las que te enfrentas, esas cosas que te comen y dejan desesperanzado.
¿Y por qué no pides ayuda? Porque el show debe seguir adelante. ¿Y cómo seguirá adelante si el protagonista muere en sus propias manos? 

Y, ¿ves la ilusión de los niños? Titiritero, es gracias a ti. Porque, el efecto mariposa lo hace así. Si ellos no hubieran venido a tu show, no hubieran apreciado muchas cosas gracias a ti. Porque crees que ellos lo ven de un modo egoísta, y posiblemente sea así. Pero muchos saben que tú estas ahí, detrás de todo este show lleno de misterio y secretos, cosas que ocultar, magia y miedo, sentimientos…

¿Y quién soy yo para hablar? Tan sólo alguien más. Alguien como tú. La diferencia es que yo estoy en el público, y no puedo ver todo el trabajo, no puedo ver las razones de por qué el titiritero empezó con esto, no puedo ver los trucos, ni qué cosas terribles guardarás en tu cerebro, o lo mal que te sientes con todos esos sentimientos que desconozco. Tan sólo veo desde fuera, y aprecio lo que haces. 

Tú, junto a tus inseguridades. ¿Quién iba a quererte, aceptarte, pensar que vales la pena? ¿Quién te iba a querer en su vida, quién iba a necesitarte, o sentir que eres alguien importante?
No aceptas que hay gente que te quiere y acepta, que piensa que vales la pena, que te quieren en su vida, que te necesitan o que eres importante ellos, sólo porque tú no lo haces. Y, si lo hicieras, verías que eres más de lo que la gente dice que eres.

Deja de cargar con cosas que no te pertenecen, pues tus monstruos ya son lo bastante rudos y pesados, ¿no crees?
Algún día, deberás ir tras uno de esos niños y pedir que te devuelva la sonrisa que tú le proporcionaste. Pues tú eres más humano de lo que crees. Querido Titiritero, olvidaste lo que era actuar por entretenimiento y por el placer que te provocaba hacerlo, para ver cómo los demás sonreían. Sé egoísta, sé tú mismo. Pide ayuda, pues siempre habrá alguien que quiera intentarlo.

Manejando esos hilos con esa gracia tan tuya, ganaste queriendo o sin querer los corazones de críos que siempre querrán estar ahí para ti. Que no te juzgarán, y que a lo mejor valen la pena, que no quieren dañarte. Ya que, tienes miedo a dañarte y ser dañado, y el único que te dañas eres tú.

El show debe continuar, el telón se ha de cerrar, y tu sonrisa se quebrará. Y te quedarás solo, ya que la gente habrá marchado. Y no podrás dormir por culpa de tus pesadillas, y trataras de pensar en que mañana esos niños volverán.
Y esos niños no dejarán de pensar en volver, en imaginarte sonriendo. Y yo estaré ahí, entre la multitud.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Pequeña reflexión.

-¿Qué sientes?-preguntó.

-Miedo, dolor, inseguridad, horror, asco, impotencia...-contesté con la cara empapada por mis lágrimas.

-¿Y no quieres cambiar eso?

Aquella voz me tenía realmente atemorizada, ¿qué quería de mí?

-Por supuesto que quiero..

-Pues confía en mí. No te voy a hacer daño. Esto sólo va a durar un tiempo. -me dijo.

-Pero... ¿qué es lo que tengo que hacer?

-Tú sólo escucha mis palabras, mis consejos, mis ordenes... todo acabará tal y como tú deseas. Sólo agarra mi mano y sígueme. Yo te guiaré.




La chica, asustada, sin esperanza y sin nada de amor de los demás y menos de ella misma, se agarró a aquello que creyó que le iba a llevar a la perfección. 
De llamarla gorda, la empezaron a llamar loca. ¡Hipócritas! Este mundo está lleno de ellos. De reírse de ella, a llorar por su pérdida.

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Magia?

Le abracé. Le abracé como si quisiera unir nuestros cuerpos. Le abracé como si abrazándole no fuera a marcharse nunca de mi lado. Estaba muy emocionada; era como aquél sueño que tantas noches había nacido y muerto después en mi imaginación. Pero esta vez era real.
Mi corazón iba rápido, muy rápido. Además, parecía que el tamaño había aumentado.
Acaricié su pelo como muestra de cariño, mientras simplemente estaba ahí, mirando su precioso y adorable rostro. Después de mirarle por unos segundos, mis ojos acabaron parados en los suyos. Mirándolos, sintiendo un cosquilleo terriblemente agradable.
"Te quiero." Conseguí decir antes de cerrar los ojos y empezar a besarle. Dentro de mi había un enorme y agradable alboroto.
Nunca me había sentido así, tan... Tan feliz, tan infinita, tan ilusionada, tan emocionada... y nunca me había sentido tan nerviosa. Y nunca había sentido tanto amor ni nada tan increíble como aquello... Mientras le besaba tan tiernamente y jugaba con mis dedos acariciando su cabello.
Simplemente fue mágico...

sábado, 24 de agosto de 2013

De una persona a otra.

Querido tú;

Te hablo yo, alguien como tú; un humano. Un humano con las mismas necesidades que tú, un humano como todos los demás que viven en este planeta, junto a diferentes especies de animales. Especies de animales que por culpa de humanos como tú y como yo, serán utilizados para ser comida, para criar y luego asesinar, o simplemente, quitarles la vida, sin ninguna razón lógica. Pero, realmente, no vengo a hablar sobre las torturas que el ser humano ha hecho, sigue y seguirá haciendo a los animales.

Quiero hablarte sobre un tema no muy distinto.

Me gustaría, que por un momento, lo olvidases todo. Olvidases todo lo que estás haciendo, todas tus preocupaciones... absolutamente todo. Quiero que imagines una nueva vida, como si hubieses vuelto a nacer.

Imagínate yendo al instituto. Un día, te das cuenta de que sientes algo por una persona. Y eso te hace sentir muy mal, porque piensas que no está bien. ¿Imaginas cómo debe ser tratar de ocultarte tus sentimientos a ti mismo? Duro, ¿no? Ver que te gusta alguien, y que posiblemente esa persona vaya a reírse de ti... No es agradable. 

Siendo adolescente, la masturbación es algo bastante normal. ¿Imaginas sentirte tan mal al masturbarte pensando en esa persona, o en otra que a ti te agrade físicamente, que al acabar de hacerlo echarte a llorar? ¿O comerte la cabeza y no poder dormir por sentirte mal? 
Pero... Imagina que a esa persona le gustas, imagina que quiere salir contigo.  Tú serías muy feliz con esa persona. Pero no se lo dirías a nadie. No lo harías por miedo. ¿Imaginas cómo debe ser amar a alguien y que nadie pueda saberlo por miedo las críticas, a las risas, a los abusos...? Ponte en el lugar, en serio, hazlo. Amar a alguien y odiarte por hacerlo. Odiarte porque los demás digan que es lo que deben hacer.

Después de imaginar lo difícil que tendría que ser el callar, el ocultar, y demás juegos, quiero que imagines cómo te sentirías si alguien se enterase. Más o menos, te sentirías avergonzado, sentirías miedo a las risas, las bromas, los insultos y demás cosas dolorosas. Sentirías miedo al ir al instituto. Incluso, sentirías miedo al ver a la persona a la que amas, por si pasase algo (o alguien, más bien). 

Vaya, todo eso parece bastante duro, ¿no? Debe ser muy... no sé, difícil ser feliz. Pero, además de esto, ¿imaginas cómo sería que recibieses una paliza en el instituto, o fuera de él? Tal vez por ir de la mano con esa persona, por besarle, por sonreírle..
¿Crees que tú mereces eso? Yo creo que no. No creo que alguien merezca sentirse tan tan tan mal. Algo realmente malo tendría que haber hecho alguien para merecer sentirse así, solo, marginado, desplazado, hundido, humillado, avergonzado... ¿Y todo por qué? Por amar.

Querido tú; si de verdad te has puesto en la piel de una persona que ha vivido eso, si de verdad lo imaginas... No sé a qué esperas a reaccionar. Si es por tu religión, o por lo que sea, no es una escusa. ¿Qué piensas de que haya gente que se quite la vida? ¿Y de que hayan padres que echen a sus hijos de casa? Te repito: por amar.

Querido tú; te hablo yo, una persona que se siente atraída por ambos sexos, una persona capaz de amar a otra sin darle importancia a su aparato reproductor. Yo, he tenido la gran suerte de que jamás me han amenazado por lo que soy, jamás me han puesto un dedo encima por ello, mis padres me han aceptado, y aunque he sufrido bromas, aunque me he sentido mal y he sentido vergüenza  por algo tan normal como el amor y la atracción, me duele mucho ver cómo hoy en día está el mundo.

Te he escrito para que olvides tu religión, o tu asco... ¿asco por qué? Pero cada uno es como es, es cierto, así qué, si te dan asco, ¿por qué no miras hacia otro lado? Realmente me gustaría que te pusieras en la piel de una persona homosexual, bisexual o transexual. Tal vez deberías imaginar cómo sería, que a ti te obligasen a amar a alguien de tu mismo sexo, sin hacerlo. Eso es lo que no es normal. Lo que es de enfermos; obligar a alguien a amar algo que no aman, olvidando lo que sí. 

Querido tú, ojalá encuentres el punto en común, entre un homosexual y tú. ¿Realmente crees que alguien merece sentirse tan mal por amar? Creo que todo el mundo sabe todo lo que está pasando con las personas homosexuales por todo el mundo.

De una persona, a otra.

lunes, 19 de agosto de 2013

Me encerré en una muralla invisible que yo misma había construido en mi mente para poder protegerme. Porque... de eso sirven las murallas, ¿no? De defensa. Y es cierto que ya estaba rota, y es cierto que las anteriores murallas habían sido derribadas, pero ya no podía más con este dolor, ya no podía seguir luchando. Me vi a oscuras, me vi con magulladuras, sentí esas heridas dentro de mi, en un cosquilleo muy amargo... Y ya no pude más, y de qué seguir luchando.
Tal vez fui yo la culpable, tal vez no debí bajar la guardia y tal vez debí seguir adelante, hacia otro lugar. Pero me quedé, derrumbé el muro, y me derrumbé con él.
Siento cómo cae la lluvia encima del cuchillo que me clavaron en el corazón. (¿Lluvia, lágrimas? Qué más da, si es simplemente lo mismo.)
Todo está muy oscuro, pero esos relámpagos iluminan la noche junto a la lluvia, y puedo ver cómo mi cuerpo está bañado en sangre.
Y me quedaré aquí tumbada, rota y vacía hasta que mi alma sea encontrada y traída de vuelta. O que ella misma vuelva, o... que sea lo que Dios quiera.

domingo, 28 de julio de 2013

Lucha en mi interior.

Siento como si todo se derrumbase. Como si todos mis problemas, todas esas cosas que me comen la cabeza, mis monstruos, mis debilidades y todas esas cosas malas tomasen el control de mi mente. Como si empezasen a apretarme como si fuesen cuatro paredes que se hacen pequeñas, muy pequeñas. Siento cómo me asfixio por culpa de ellos.
Siento un fuerte dolor en el pecho, como un pinchazo. Siento un cosquilleo muy desagradable en las manos.

Mientras mi corazón acelera, mi respiración igual; ya que el aire me empieza a faltar.

Siento miedo a todo. Miedo a la oscuridad, a la soledad, miedo a la muerte. Sé que no estoy sola, hay personas a mi alrededor; pero sigo sintiéndome completamente abandonada. Como si todo el mundo hubiese perdido la esperanza en mi (si es que alguna vez la tuvieron), y se hubiesen marchado. Toda esa gente habla, ríe, vive... están en mi cabeza, en realidad. Yo estoy sola en mi habitación, agarrándome como si mi cuerpo fuese lo último que me quedase. He perdido la esperanza, y... sólo me tengo a mi.  Y yo estoy perdiendo la cabeza, buscando un "por qué" a todo. 

"¿Por qué la gente importante marcha? ¿Por qué, si te quisieron tanto? ¿En serio es posible? ¿Por qué este dolor? ¿Por qué el tiempo pasa tan rápido y lento a la vez? ¿Por qué no puedo cambiar? ¿Por qué es todo tan monótono? ¿Por qué nadie me puede aceptar? ¿Por qué nadie me quiere siendo como soy? ¿Por qué soy como soy? ¿Por qué me siento tan sola teniendo amigos? ¿Por qué sigo aquí?"

Dentro de mi, estoy a oscuras. Me siento como si estuviese en la típica casa de las películas de terror. Es oscura, fuera no hay más que nubes y animales que me aterran. Y no hay nadie, sólo yo, en un lugar donde las personas no están. Pero esta casa, a diferencia de la que imagináis, es muy pequeña; como ya dije. Está ahogándome, dejándome sin aire. Son ellos: mis monstruos. Monstruos convertidos en paredes. 

Ya no puedo aguantar más, las paredes me aprietan más y más... hasta que caen. Caen encima mío. 

Empiezo a llorar, sintiendo mucho miedo y cosas terribles. Viendo las nubes grises que hay encima mío y de las paredes, en el cielo. Estoy pidiendo ayuda, pero no hay nadie que pueda escucharme. Sólo esos animales intentando acabar conmigo. Mientras, yo poco a poco, me doy cuenta, de que soy mi mayor enemigo; que yo siempre he puesto esa pequeña pieza que necesitaba para derrumbarme. Pero ya no puedo más. Cierro los ojos y me dedico a llorar. Me quedo dormida, y al despertar, me doy cuenta de que aquello había sido un sueño. Pero, ¿no había sido demasiado real? 

Levanto un poco mi camiseta, y veo arañazos en mi cuerpo. Como en el "sueño", cuando había empezado a agarrarme por la desesperación. ¿Y si no había sido sólo un sueño? 

sábado, 22 de junio de 2013

Tú eres el ancla que mantiene mis pies en el suelo, yo seré las alas que mantengan tu corazón en las nubes.

-¿Sabes qué imagino cuando escucho esta canción?

<<Nos imagino a nosotros. Nosotros en una playa; completamente solos.
Está atardeciendo, el cielo es de un color naranja bastante bonito.  El tiempo no es cálido pero tampoco frío, pero la brisa hace que por mi cuerpo corra algún que otro escalofrío, y que el bello de mi piel se ponga de punta.

Tú estás con las piernas cruzadas dejando un hueco en medio, echado hacia atrás, apoyándote en tus manos. Yo estoy con la cabeza apoyada en tu pecho, sentada en el hueco de tus piernas. Ambos estamos mirando el mar.  
Justo al lado nuestro hay una pequeña hoguera. Tú estás fumando. El mar, en frente, está tranquilo y en paz. El silencio nos está comiendo.

Yo sigo teniendo miedo.

Entonces echo mi cuerpo hacia delante y me quedo tal cual. Espero que tú hagas lo mismo, y sin embargo te quedas igual. Empiezo a sentirme sola, aunque tú estás ahí; y vuelvo a apoyarme en ti. Confío en ti.

Entonces, desapareces. El cigarro sigue conmigo; pero en mis manos. Yo me he caído  y aunque la caída no me haya provocado gran dolor, que te marcharas sí. Asustada, empiezo a mirar a mi alrededor y veo unos castillos de arena al otro lado de la hoguera. 

De pronto, el viento empieza a soplar fuerte, muy fuerte. E inmediatamente el cigarro se apaga. El cielo naranja se vuelve negro, y no hay estrella alguna que pueda iluminarme. Siquiera la Luna está ahí. El cigarro se apaga. Los castillos de arena se esfuman. La hoguera se apaga. Fue como un efecto mariposa. El viento hizo que el mar tocara mis pies, que apagase el cigarro, que los castillos se derrumbaran y que la arena de estos y el viento matasen el fuego... Estoy completamente sola; mas, puede que no del todo, ya que mis miedos siguen ahí. 

Me encojo y empiezo a llorar. Ya cansada, en voz alta me pregunto "¿Este silencio ensordecedor no significa nada para nadie más que para mi?". Sentí miedo a morir.

El tiempo pasa y pasa, y yo estoy perdida, estoy sola en la oscuridad. No amanece. No ocurre nada. Sólo pasa el tiempo y el cielo sigue negro.

Y entonces te veo. Y no estás solo. Hay una hoguera en medio, y más personas contigo alrededor de esta. Y me acerco, y toco tu espalda. Yo estoy empapada de lágrimas; los ojos rojos de tanto llorar y sin vida.

¿Por qué te fuiste? Sabías mis miedos, sabías que tenía miedo a morir, y... simplemente me dejaste ahí. Te olvidaste de mi.

Todo seguía igual.

Dios, ¿están todos aquí fingiendo? Realmente desearía que sí... pero, a la vez que no. Estoy cansada de no saber lo que quiero y de saberlo a la vez. Estoy cansada de que todo sea tan contradictorio dentro de mi. Ayúdame. De veras necesito tu ayuda.

Y de pronto empieza a llover, y la lluvia trae con ella la oscuridad absoluta. Dejo de ver y además de escuchar. Todo se acaba, todo muerte. ¿El fin, tal vez?>>

Ya no es sólo lo que imagine con esta canción; es la pequeña película de mis sentimientos



[Escrito "inspirado" en la canción You be the anchor that keeps my feet on the ground, I'll be the wings that keep your heart int he clouds de Mayday Parade.]

lunes, 17 de junio de 2013

El príncipe oscuro.

Érase una vez, un muchacho solitario, de tez muy blanca y cabello muy oscuro, casi tanto como sus ojos.

El muchacho no se sentía bien en compañía de otra gente, era callado y bastante extraño. No se sentía comprendido por nadie, era muy diferente al resto de sus compañeros. Tenía algunos amigos, pero tampoco quería más, era bastante selectivo. Algunos pensaban que estaba loco, él sabía que no era locura lo suyo, que no quería que le hicieran daño. Con los años, fue construyendo un muro que él sólo derribaba con determinadas personas; era muy selectivo. Nunca nadie había derribado su muro, pero entonces llegó ella...


Ella era una chica alegre, o al menos eso parecía. Reía por todo, y era muy extrovertida, muy habladora. Era nueva en el instituto, según decían, en el anterior le hicieron cosas muy malas, y eso fue lo que hizo que cambiara de aires.

El primer día, ella estaba sola, intentaba acercarse a la gente, pero no hubo mucho éxito. Sin embargo, ella seguía intentándolo. 

Algo hizo que ella se fijara en el muchacho solitario. Sí, por primera vez alguien vio al chico, alguien le dio importancia y sólo tenía pensamientos positivos.

Él estaba sentado en la última fila, a un rincón, había una silla al lado en la cual nadie se había sentado. El chico, estaba con la cabeza agachada, y no parecía que quisiera compañía, pero, ella simplemente se sentó.

La muchacha se quedó mirándole, sonriendo.

-Hola.-dijo con un tono alegre.

Él sólo la miró, y le dedicó una sonrisa.

Y, ahí empezó todo. Ahí fue cuando la chica empezó a sentir algo que jamás había sentido. Ella se sonrojó, y le sonrió.

-No deberías...-dijo él con una voz ronca.


[...]

El uno al otro se completaban, no se parecían mucho, pero a ambos les encantaba aprender nuevas cosas, el uno del otro.

Ellos eran felices juntos, eran felices olvidando el mundo, teniéndose el uno al otro, y eso amigos, eso era amor.

Al final, el príncipe oscuro, de aquella alegre princesa, fue el que trajo el color y la vida que le faltaban a ella y a su vida.


El cuento no ha acabado, pero lo que es seguro, es que no creo que acabe; dos almas así, ni en el peor infierno mueren, ni en las peores de las circunstancias dejarían de amarse. Eran aquello que le llaman "almas gemelas"; dos incomprendidos que se comprendían, dos solitarios que se unieron, y que se quisieron como nunca antes nadie les había querido.

viernes, 14 de junio de 2013

Adiós.

Puse mi mano en su mejilla. Él estaba mirándome a los ojos, podía ver en estos, sentimientos muy intensos, pero ninguno podía ser nombrado.

Acerqué muy lentamente mi cara y mi cuerpo a él y cerró sus ojos. Los tuvo cerrados pocos segundos, y cuando estuve a centímetros de él, los abrió.

Yo acerqué mis labios a los suyos y los rocé. Me aparté y miré a sus ojos; él también miraba los míos. Volvió a cerrarlos y esta vez miró al suelo. Me volví a acercar y le besé. Le besé con todo mi amor y toda mi pasión; pues este era nuestro adiós. 

sábado, 18 de mayo de 2013

Amor entre otras drogas.

Podría pasarme días enteros hablando sobre el amor y la droga. Pero, y aunque no lo parezca, estoy demasiado ocupada para ello. Además, ahora no soy más que una enamorada fumada.

Y yo... yo que te escribo con el corazón; mi corazón, que late y bombea mi sangre, que me mantiene viva, que hace que pueda escribirte moviendo mis dedos y mi mano, mi corazón... El pobre que un día saldrá de mi pecho, o al menos, eso parece a veces. Pues, amor, ¡ay cuando escucho tu voz, cuanto te veo sonreír! Y cuando me tocas.... cuando me miras... Y con sólo verte, los latidos de éste, mi corazón, a veces late incluso demasiado exagerado. Y éste, que va acompañado de un cosquilleo que nace y muere en mi estómago, y de una cara de estúpida en mi rostro. 

Y tú... tú que no me lees, mientras que yo te pienso y te escribo, tú que me ves cuando yo te miro. Tú que me escuchas cuando yo te oigo... ¿me amas como yo te amo, o sólo me quieres? 

¿Y de qué me sirve amar?

Cuando la vi llorar desee no haberla conocido jamás, por el simple hecho de haberla dañado. Me sentía cruel y alguien realmente malo.

Pero, me di cuenta; de todas las sonrisas que de su hermosa boca había sacado, de sus heridas, las cuales yo había sanado. Yo la hice feliz. Yo la haré feliz. Porque, sino soy yo, ¿quién? Otros pueden causarle daño, incluso más del que alguna vez yo le hice a ella. Yo sé mis defectos, sé mis cosas buenas y sé que la había dañado. Pero sé que yo puedo arreglarla, sé que puedo unir los pedazos que hice de ella, sé que puedo hacer las cosas bien esta vez... Pero jamás sabré cómo otro la trata, y eso es lo que me mata.

Pero, cuando me decidí; cuando volví a por ella, ella ya no estaba. Había marchado a no sé dónde, con no sé quién, y hasta no sé cuándo. Pero su paradero, su acompañante y el tiempo no era lo que me importaba. Ella había marchado, había parchado para siempre. Y yo sabía que nunca jamás la volvería a tener entre mis brazos.

Y me desperté la otra noche llorando, sobresaltado. La vi a ella, estaba con otra persona. Y podía ver cómo se besaban y todo el amor que había entre ellos. Pude sentir cómo me derrumbaba lentamente. Y eso sólo fue un sueño, un sueño que tarde o temprano se volvería una realidad.

Y yo me odiaba por no poderla amar. Al menos, no poder demostrárselo.

¿Y de qué me sirve llorar? Si es que no la puedo olvidar. Si es que sólo pienso en ella, en ella y en quién ahora me iba a amar y sanar. Si para mi ella era la única. Si no podía cambiarla o compararla con ninguna otra. Si fue ella la única que no estaba en mi corazón, porque ella era mi corazón. ¿Y de qué me sirve esperar o luchar para encontrarla? si ella no iba a volver conmigo a nuestro lugar, el cual estaba tan destruido como ambos, o al menos como mi corazón. ¿Y de qué me sirve amar? Si yo ya lo he perdido todo perdiéndola a ella.

sábado, 11 de mayo de 2013

"Amy."

Y allí, sentados en el sofá de su casa, sinceramente me sentí feliz al fin.

-Mi padre se ha ido, y mi madre no vendrá en dos semanas -dijo acariciándome el pelo- Si quieres... puedes quedarte... O, ir viniendo cuando te apetezca.

Quité mi cabeza de su pecho, le miré y le dije:

-Me he peleado con mi madre... Y bueno, si a ti no te importa, me gustaría pasar la noche aquí.

Fer me guiñó el ojo.

-¿Nos hacemos uno?-le pregunté.

Él se mordió el labio, y mientras, sonreía cogiendo una caja que había en la mesita de al lado. Cogió un cigarro, lo encendió, se volvió a sentar, apoyado en el brazo del sofá.

Me acerqué a él para así fumarlo mejor.

-Acércate más... que no puedo dártelo bien -dijo con una voz muy bajita.

Me puse muy cerca suyo, puse mis piernas encima de las suyas, apoyé mi pecho contra su costado, y puse mi mano en su pecho.

Él iba fumando y poniéndome el cigarro en la boca, así todo el rato. 

En uno de sus turnos, echó una calada y me besó, con el humo en la boca. Después, simplemente me besó, sin humo ni nada, me besó y con la mano que quedaba libre empezó a acariciarme la cara.

-¿Lo acabamos ya?- me preguntó.

Le besé, y terminamos lo poco que quedaba.

Empezamos a besarnos bastante apasionados, y desnudarnos.

Cuando ambos acabamos en ropa interior, me hizo levantar del sofá, me besó el cuello, y agarrándome con ambas manos del culo.

-Súbete- me dijo entre besos.

Me alzó y llevó a su habitación, me posó en la cama y entre besos nos quitamos la ropa interior.

Él apagó la luz de la habitación, y me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido. 

Era la primera vez que lo hacía con las luces apagadas, y aquello hizo, de algún modo, que fuese más intenso, que aunque no pudiera verle, sabía que él estaba ahí, que estábamos haciéndolo, pero el placer fue muchísimo mayor.

Fue la mejor vez en toda mi vida, no sólo por lo de las luces, sino, porque además, lo había hecho con la persona la cual llevaba colada desde el principio de mi adolescencia.

Se suponía que al final de la vida, ves una luz blanca que te guía, en vez de una oscuridad que te pierde.


La soledad me come como si fuera un depredador. Me desvanezco, me pierdo, la oscuridad me agarra con mil manos y me acera hacia ella lentamente.
Hago que soy fuerte, aunque, sin embargo, me rompo fácilmente. Mi mente juega conmigo, hace que me odie, hace que odie mi propio reflejo. Me mata esta tristeza que llevo dentro, es como si no encontrara ninguna razón. Sólo dolor cuando sólo pido algo de amor.
Me siento invisible, menospreciada, inútil… No encuentro mi lugar aquí.
¿Hay alguien que me escuche? ¿Alguien que pueda ayudarme? ¿Alguien que pudiera quedarse, en vez de marcharse?

¿Puedes ver cómo todo muere?


¿Puedes ver cómo todo muere?
Todas las paredes que construimos están ahora en el suelo; pues, era verdad todo lo que dijeron, tú y yo no teníamos futuro. Me avergüenza tener que darles la razón, me duele que todo haya acabado así. ¿Puedes sentirlo? ¿Puedes verlo?
Estoy destrozada ya, acabada. Y es cuando pienso que ya ni te quiero, que ni te pienso, que ni te lloro… y es cuando lágrimas empiezan a caer de mis ojos, y, ¿de qué sirve mentirme a mi misma?
Este vacío está haciendo que mi mente consiga estrujarme.
Mis lágrimas mojan mi rostro, y mientras me retuerzo, intento buscar un significado a esto.
Los recuerdos me destruyen cada noche. Mis sueños, los que me hacen vivir momentos, recordar antiguos deseos... no hace más que causarme dolor en el corazón, y eso es lo que siento... cómo poco a poco muero por dentro.

martes, 30 de abril de 2013

Hey, ¿cómo estás?


Hey, ¿cómo estás?
Ha pasado mucho tiempo, han entrado muchas personas en mi vida. Muchos recuerdos y muchas personas han estado entrando y saliendo de mi memoria, y como tú, alguna que otra persona salió de mi vida.
Sin saber cómo ni por qué, has venido hoy tú a mi mente. Tal vez sea que te echo de menos, que echo de menos la forma en que me tratabas, o simplemente que mis sentimientos son los mismos que cuando tú estabas en mi vida. Me siento tan sola y herida como entonces. Mas, antes cariño, antes te tenía a ti. Antes tenía tu amor, antes sabía que había alguien tan loco de amor por mí, como yo de él, antes, sabía que había alguien que me amaba y necesitaba.
Aunque haya pasado ya tanto tiempo, tantas personas, tantos nuevos recuerdos, y echo de menos la forma en la que me hacías sentir con tu amor, con tu interés por mí.
Y puede que un día salgas de mi mente para siempre, pero con tantas ganas deseo que alguien me dé y demuestre el amor que tú, tantas ganas de ser necesitada, de ser amada y apreciada…
Hasta la próxima vez que te piense, que te escriba, o que escriba sobre ti. 

domingo, 21 de abril de 2013

De Minnesota a Nueva York.

-Chicos, he de marcharme ya, pronto serán las ocho y he de llamar a Delilah.

-¿No te cansas de no verla y de tener que llamarla cada día?- dijo John burlándose.

-Nunca me cansaré de hacerlo.-dije enfurruñado- Pero... ¿sabes qué? Yo sé que vale la pena. Estamos enamorados.

-Estás jodidamente acapullado- dijo Danny.

Les guiñé un ojo, me levanté de la mesa, y me dirigí a la puerta.

-Perdón, señorita. Pagan ellos por mi.-dije a la chica del bar mientras salía riendo.




Cogí el teléfono, marqué su número y sonriendo con un estúpido me tumbé boca arriba en la cama.

-¿Tom?- preguntó ella con ilusión, como cada noche hacía.

-Hey, Delilah. -dije con voz de idiota.- Ya echaba en falta tu voz. ¿Cómo va todo por Nueva York?

-Todo bien. Hace buen tiempo, hice dos exámenes que me salieron bastante bien... pero me falta mi chico.

-Oh, ¿y cómo es ese chico tuyo?

-Es... mío. Y es perfecto para mí. -dijo con risa nerviosa- Pero está en Minnesota, a mil millas de distancia de mí...

-No sé quién es ese chico, pero si él no muere por ti, si él no está como loco y muy muy enamorado... Siento decirte que ese hombre es estúpido.

-Te amo, ¿sabes? 

-Lo sé.

-Oh, me he comprado un vestido nuevo. Mañana es el aniversario de mis tíos, y me lo probé. ¿Quieres que te envíe la foto?

-¡Claro!


Abrí el correo, y ahí estaba ella... Cómo la echaba de menos. Esa sonrisa suya... ese pelo oscuro y largo... Esa mirada tan brillante...

-Estás preciosa- susurré - Ni el Time Square brilla tanto como tú. 

-No seas estúpido- dijo riendo.

-Te juro que es verdad... Me quedé embobado- dije con una risa de vergüenza.

-Echo muy en falta tus besos, tus caricias y tenerte aquí conmigo... se hace muy difícil.

-¿Difícil estar conmigo estando lejos, dices?

-Sí... -suspiró.

-Hey, Delilah, no te preocupes por la distancia, sabes que siempre me tendrás ahí. Sabes, que si alguna vez te sientes sola puedes llamarme a cualquier hora y me tendrás hablándote y cantándote sólo para ti.

-Lo sé, Tom, pero...

-Estoy a tu lado, estaré a tu lado. Juntos lucharemos. ¿No irás a dejarme después de lo que me has hecho, no?

-¿Qué te he hecho?

-¡Maldita sea! ¡Tenerme tan enamorado, y ahora con el estómago lleno de mariposas que se están convirtiendo en leones!

Se puso a reír. Su sonrisa me llenaba de vida.

-Sé que no es fácil, pero créeme, estoy esforzándome por pagar el viaje y pronto estaré contigo en Nueva York.

-¿Crees que cantando conseguirás el dinero?

-Si lo hago con el corazón sí.

-¿Te imaginas una vida juntos? ¿La quieres? -me preguntó.

-¿Lo dudas? ¡Cada noche lo hago! ¡Cada día, cada hora...! Me tienes atontado. Estoy seguro, además, de que lo que sueño ocurrirá.

-Confío en tu palabra, cariño.

-¡Así me gusta! -dije riendo- Tengo tantas cosas que decirte, tantas canciones que te he escrito... 

-Siempre me dejan sin aliento y sin palabras.

-Por razones así escribiría canciones para ti a todas horas, y que así te enamoraras más de mí. Te amo demasiado, demasiado, demasiado, demasiado.

-¿Tanto me amas?

-Mil millas parecen demasiado, pero yo las recorrería por ti andando.

-Nunca nadie podría entender nuestro amor... y eso es lo que nos hace tan especiales. 

-Delilah, te prometo que con el tiempo acabaremos juntos.

-Mi mundo... el mundo en si cambiaría.

-Y todo por tu culpa. - solté entre risas nerviosas.

-Amo tu voz.

-Eso suena a un "te echo de menos, pero por lo menos puedo oír tu voz", y yo te contesto: no me eches de menos, dos años más y todo habrá acabado. Y cuando pueda pagar el viaje, y no tengas más exámenes, sabes que iré a verte. Sabes que esta lucha y este esfuerzo es por ti y que no me voy a rendir. Por ti haría cualquier cosa.

-Me gustaría casarme contigo.

-Y tendremos hijos, y venderemos mi casa y compraremos otra más grande... Haremos lo que queramos, amor.


Después de dos horas hablando, ella se fue a cenar. Yo alargué el brazo y  dejé el teléfono en la mesilla de noche, me giré y miré el lado izquierdo, donde ella solía dormir. Cerré los ojos con fuerza, agarré la almohada y me quedé dormido pensando en ella... en como sería cuando volviéramos a estar juntos.




[ Relato basado en la canción Hey There Delilah de Plain White T's. ]

domingo, 7 de abril de 2013

Papá.

Mamá me dijo que papá siempre iba a estar conmigo, que me quería y que él nunca quiso marcharse, que tuvo que hacerlo.

Él siempre me hablaba de las estrellas, de planetas y de lo mucho que le gustaba viajar en avión y mirar el cielo imaginando que había más allá. Él deseaba conocer el universo, deseaba ver todos los planetas. Me dijo que desde pequeño siempre había querido ser astronauta, que él era el único que nunca cambió su sueño. Me contó que los mayores decían que siempre estaba en las estrellas, y que no estaban nada equivocados. Mi papá me contaba muchas cosas que eran muy interesantes. Era genial.

Echo de menos a papá. Mamá dice que él también nos echa de menos, pero que él está bien. Dice que era un hombre fuerte y luchador. Yo sé que ella también. Ellos se querían mucho, y sé que mamá ama a papá y nunca dejará de hacerlo.

Por las noches, a veces podía escuchar a mamá llorar en su habitación. Sentía mucha pena y eso me hacía llorar a mi también. Supongo que echaba de menos a papá.

A papá le dijeron que estaba enfermo hace un tiempo, y eso hizo entristecer mucho a mamá y a la familia. Papá era muy buen hombre y todos le querían.

El pelo empezó a caerle después de que le dijeran que estaba enfermo, mamá me dijo que le volvería a crecer. Y tenía razón, pero luego se le volvió a caer. Íbamos mucho al hospital, los doctores me conocían, y yo me hice amigo de una señora mayor que siempre me daba caramelos cuando me veía. Antes de que papá se fuera, la señora mayor ya no estaba en el hospital, dejó de ir y nunca la volví a ver. Mamá me contó que se había recuperado, y que estaba con su familia. Cuando me lo dijo, su mirada parecía extraña, pero no le di importancia alguna, yo estaba feliz de que la señora estuviera bien.

Un día, mi abuelita fue a recogerme al colegio antes de la hora de salida. Me dijo llorando y muy triste que papá se había ido a las estrellas, que había volado al cielo y estaría haciendo de las suyas viendo los planetas. Y, que me quería muchísimo. Yo me eché a llorar, sabía que eso era algo malo, y entonces sentí algo muy malo por dentro. Como si todo cambiara de sitio y luego me dejara vacío. La abuelita me abrazó, y me dijo que papá estaría con el abuelito, que los dos estarían bien y cuidando el uno del otro.

Una noche que mamá salió a comprar, yo me puse a escribir a papá una carta. La abuelita me había contado que podía enviarle cartas de una manera secreta que sólo podíamos saber ella, mamá, y yo. La abuelita escribía cartas así al abuelo, que un día me enseñó. Me dijo que no le enviara nunca ninguna sin la presencia de alguien mayor, que era peligroso.

Escribí una carta, y luego hice una copia para guardarla en la cajita de cartas para papá. Cogí un mechero y la carta que quería enviarle, abrí la ventana y me asomé.

Cerré los ojos y pensé, con la esperanza de que él me escuchase:

Feliz cumpleaños papá... te extrañamos mucho. Espero que tú y el abuelito seáis felices y que estéis celebrando tu cumpleaños. Te quiero.

Intenté encender el mechero, pero no podía. Me puse a llorar, estaba enfadado porque no podía encenderlo.

Mamá abrió la puerta y me vio llorando. Pensé que se iba a enfadar, pero puso cara de preocupada, me apartó.

-Mamá, quiero enviarle la carta a papá, es su cumpleaños, y tú te has olvidado.-dije entre llantos.

Me abrazó, y se puso a llorar también.

-Ven, cariño, mira lo que he comprado.

Había comprado una tarta, y velas. 

-¿Son para papá?-dije secándome las lágrimas.

-Sí, cariño... no me he olvidado. -Me sentó en la silla de la mesa del comedor, y preparó la tarta.- Cuando acabemos, la enviaremos juntos.

Mientras ambos comíamos, mamá leyó la carta y se puso a llorar. Estaba llorando pero sonreía y me miraba con dulzura.

-¿Te gustó, mamá?

-Mucho, hijo, mucho. Seguro que a papá le gustará todavía más.

Cuando acabamos, guardamos la tarta y nos pusimos en la ventana. El cielo estaba muy oscuro, y no sabía si papá nos vería.

-Mamá, ¿crees que papá nos verá? El cielo está muy oscuro.

-Papá siempre nos verá, esté como esté el cielo. Él nos verá estemos donde estemos.

Sonreí. Cogí la carta, y mamá encendió el mechero. Quemé la punta de la carta que estaba doblada, y la solté.

Mamá me abrazó, y ambos nos quedamos mirando el cielo. Mamá seguía con lágrimas en la cara, pero estaba sonriendo. La abracé con muchas fuerzas, porque sabía que se sentía un poquito más sola por la ausencia de papá. Yo estaba feliz de verla sonreír.

martes, 19 de marzo de 2013

¿Qué es el amor en la vida?

Puede que muchos subestimen el amor. Yo sin embargo lo admiro. Dicen que el amor es algo químico, algo de nuestro cerebro, y eso a algunos les apena. Puede que parezca algo simple, y para algunos incluso triste. Yo me pregunto, ¿por qué? 

¿Por qué subestimamos tanto el amor? ¿Por qué hay gente que se siente decepcionada de que sea algo "químico"? Estoy hablando de amor correspondido;  pues creo que todos o casi todos sabemos lo duro y doloroso que es amar a alguien que no te ama. Pero hoy quiero hablar del amor entre dos personas.

Pienso que el amor es lo más bonito que hay en la vida, que es una de las razones por las cuales merece la pena vivir: pues el amor está lleno de sentimientos, te conduce a ellos, a sentirlos. Porque los sentimientos es lo mejor que hay en la vida. La tristeza te enseña a valorar la felicidad, la soledad te enseña a apreciar la compañía, y el amor... el amor es simplemente la vida.

Hay gente que se dedica a juzgar a parejas por su forma de amarse y de demostrarse amor o aprecio, o por la estupidez del físico de uno, del otro o de ambos. Y tristemente, también hay gente que incluso hace sentir mal a otras personas por amar a alguien de su mismo sexo. Como he dicho, pienso que el amor es de las mejores cosas de la vida, y también es triste que haya personas que acaben separándose muchas veces por la presión de esta gente tan asquerosa. Por suerte, hay gente que intenta con todas sus fuerzas no escuchar a nadie más que a su corazón; y su corazón sólo le dice que lo que siente es amor. Su corazón se acelera al pensar, escuchar, hablar, etc. con esa persona. Su corazón le dice que lo que siente con esa persona es especial, que es con la única persona que lo puede sentir, y no es algo normal, pero sí precioso.

Y puede que este texto no sea largo, pero simplemente me apetecía escribir esto para agradecerle a alguien, aunque sea con un día de retraso, todo lo que me hizo sentir.

lunes, 18 de marzo de 2013

Deja que la lluvia golpee tu cuerpo, que lo acaricie, que lo moje. Deja que mis labios rocen los tuyos, que mi lengua pelee con la tuya. Deja que mis manos acaricien todo tu cuerpo. Déjame y te amaré.
Tal vez la lluvia te inunde, tal vez sientas que te ahogas, pero yo te ayudaré a nadar. Tal vez vengan días fríos; yo re daré todo mi calor y mi amor. Y no te desesperes en los días oscuros, yo intentaré guiarte con la luz de mi corazón, con la luz de mi sincero amor.
Cuando tu esperanza empiece a escasear, yo estaré ahí para darte razones por las cual luchar.

¿Qué me quieres?

Te daré todo mi tiempo, te dejaré todo el que tú necesites,
te dejaré espacio, y te haré uno entre mis brazos.
Te daré lo que necesites, siempre y cuando permanezcas conmigo,
pues yo te necesito.

¿Qué me quieres? ¿Qué te quedarás conmigo? Te necesito.
Y puede que si te vas, sólo habré intentado ganar.

¿Queda algo más por hacer? ¿Qué conseguí tu corazón y te asusta que lo vuelvan a romper, amor?

Y te acompañaré a dónde quiera que vayas, y puede que me quede, siempre que me dejes.
Y puede que te ame, siempre y que mi alma siga ahí. Sólo quédate,
sólo déjame ser, sólo ámame.

Ámame, quiéreme, muérdeme. Aquí estoy, y estoy y soy, y todo es por ti. Y es que lo eres todo para mi.

sábado, 16 de marzo de 2013

Tú me completas.

Me llegué a sentir tan vacío, tan hundido, tan inútil e incompleto... pero entonces llegaste tú.

Muchos piensan que el amor no es algo "tan importante como algunos dicen, que cuando pierdes a alguien, ya vendrá otra persona", yo pienso que es el mejor regalo de la vida, lo mejor que hay en ella. Encontrar a alguien que te haga sentir completo, que te ame, que esté allí para todo, que te haga sentir feliz... Y a veces, por mucho que cambie esa persona, tal vez tú sólo necesites a la anterior.

Cuando te marchaste de mi lado, dijiste que estabas cansada de que fuera tan frío, de que no fuera capaz de decir todo lo que eras para mi. No sé qué fue lo que te hizo volver, pero en serio que lo agradezco. Tenías razón cuando me dijiste que, si marchabas, todo cambiaría para mi, que te subestimaba. Que te subestimaba era en lo único en que estaba equivocada, sabía todo lo que me dabas, todo lo que valías y todo lo que eras y siempre serás, princesa.

Nunca tuve miedo a morir, pero sí a no poderte explicarte todo lo que yo imaginé contigo, lo mucho que guardé en mi corazón y no pude decírtelo; jamás fue mi elección ser así... y me arrepiento, me arrepiento de muchas cosas; cosas que me han hecho aprender, que sí, que tal vez pocas las cambié, pero que las cambiaría si volviera al pasado...

Aquí, junto a estar carta, te adjunto todo lo que escribí sobre ti. Escribir siempre fue la única forma en la cual supe decir cómo me siento, y ahí está... Siento que sea así como tenga que ser, como tengas que enterarte de todo lo que has sido para mi, lo que eres, todo... simplemente, todo...

Por cada segundo que pasa, es un segundo más que me acerca a la despedida. Sólo quiero decirte ahora, que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, que puede que hayan pasado una, dos, las que fueran, tú eres mi mujer. La única que merece la pena. Incluso, me hiciste confiar en ti, me hiciste saber que estabas ahí para cualquier cosa, para llorar conmigo, sonreír junto a mi, e incluso para hacer cualquier estupidez sólo por verme sonreír. Desde que te conozco, siempre has sido esa chispa que iluminaba mi vida más que el mismo Sol. Tú siempre estuviste a mi lado, y yo me alegro de haberte amado, de haberte conocido, y espero que cuando me vaya seas feliz. Porque siempre me sentí un hombre nuevo al verte sonreír.

Gracias, cariño, gracias por todo.
No sé cómo será tu vida a partir de ahora, pero yo he de marchar...

Nunca olvides que te amo... 




(Relato inspirado en: Incompleto - Porta.)

martes, 12 de marzo de 2013

Lluvia.

Abrí la puerta. Hacía mucho viento y frío fuera, aunque yo iba bastante abrigada.
Desde la ventana había visto que llovía, entonces ya llevaba el paraguas. Era no muy temprano, y tampoco muy tarde, pero sin embargo el cielo era oscuro, muy oscuro. 


Encendí la música, y la puse a todo volumen, para perderme, para olvidar el mundo, para desaparecer. Guardé el móvil, y abrí el paraguas dispuesta a salir.

Comencé a caminar; no tenía rumbo, no quería ir a ningún sitio, sólo quería perderme, andar, ir a ninguna parte.

Me sentía sola, muerta, aunque el frío, la sensación de cuchillos clavándose en mi y el dolor que sentía en el corazón, me hacían recordar que seguía viva, que todavía había sangre recorriendo mis venas, que mi corazón seguía latiendo después de todo.


Seguía andando, pero cada paso que daba parecía inútil, no podía avanzar. 

Un pequeño recuerdo que llenaba mi corazón, que lo rompía a la vez, inundó mis ojos. Agaché la cabeza, y di una patada a un pequeño charco.

Grité mientras lloraba, mientras sostenía el paraguas. Me sentía muy estúpida, sentía una gran impotencia dentro, sentía ira y dolor. Pero, ¿eso a quién le importaba?

Mis lágrimas parecían calientes, ya que tenía la cara helada del frío. Estaba completamente destrozada, pero nadie podía verlo. 

martes, 26 de febrero de 2013

Frío.

Su rostro era pálido, su cuerpo era débil, y a penas le quedaban fuerzas, aunque ella era mucho más fuerte de lo que alguna vez había creído.

Llevaba mucho tiempo luchando, demasiado. Había permanecido sorda durante demasiados años. Pero, cuando las palabras empezaron a causarle daño, a clavarse en ella, fue cuando realmente todo se le vino abajo. Ellos no la cegaron pero sí cambiaron totalmente todo lo que ella podía ver de si misma.

Cada paso que ella daba, le hacía ver lo débil que estaba. Ella notaba su cansancio, su falta de fuerzas. Cada paso que daba, cada día que pasaba, ella no sabía dónde ir, no sabía qué hacer. La monotonía la tenía consumida. Su cerebro, dañado por las palabras clavadas en su interior, le hacían cada vez más daño, y mirarse al espejo no hacía más que apretar, que asfixiar, y lentamente asesinar. 

Se sentía muerta, sola y sentía frío.

Ella sentía que no era lo suficiente, que hiciera lo que hiciera, luchara por lo que luchara, su vida no valía la pena, que no tenía sentido. Tan desgraciada, tan sola, tan imperfecta, ¿quién iba a quererle?

No se valoraba lo suficiente, y ella en lo único que pensaba era en la muerte. ¿Y quienes fueron los culpables de todo aquello? Los mismos que un día esa muchacha llamó "amigos".

jueves, 21 de febrero de 2013

Querida alma viajera inexistente.

Arráncame la piel como si de malas hierbas se tratara, mátame, fusílame, mutílame, córtame entera y no dejes ni una sola parte de mi cuerpo sin herir, llévate TODO lo que hay dentro de mí, pero por favor te pido alma viajera inexistente, que dejes de vagar por mi mente, querida alma viajera inexistente, devuélveme mi corazón, porque ya no sé que es amar, porque aún te sigo amando, y este "amor" DUELE, duele más que todo lo que te pedí que me hicieras, querida alma viajera, desaparece de mi mente y de mi vida...
Te llevaste mi vida entera al irte....

domingo, 10 de febrero de 2013

Princesa.

["Hacía mucho que no estábamos juntas. ¿Recuerdas?" Dije en mi cabeza.]


Estaba en frente del espejo, totalmente desnuda, con la cabeza hacia abajo. Crucé mis brazos para así sentirme algo acompañada, como si me estuviera abrazando a mi misma. Sentía miedo. Poco a poco, iba levantando la cabeza, empecé a mover los dedos de los pies mientras miraba mi cuerpo en el espejo y sentía el frío del suelo.

Me quedé mirando mi reflejo. Podía ver en mis ojos que estaban llenos de miedo, estaban llenos de dolor.

Empecé a acariciar mi estómago mientras iba mirándolo en el espejo y en mi piel. Después, me puse a pellizcar y agarrar todo lo que sobraba en mi estómago. Estaba llorando. Aterrorizada y con mucho odio y dolor dentro.

Me puse a analizar mi cuerpo agarrando y pellizcando otra vez, sólo que dejé mi estómago y empecé a hacerlo con mis piernas, mis brazos y mi cara.

Me acerqué al espejo, puse mi mano en él, y mi reflejo actuó a la vez. Sentí que el espejo estaba algo frío.  Me miré a los ojos, y esta vez, no tenían miedo ni dolor, mas, estaban llenos de odio y rabia.

"¿Cómo van a quererte? ¿Cómo se va a fijar nadie en ti? Estás obesa, eres una inútil, eres fea. ¿Siendo así, crees que la gente cambiará? No. Tú has de cambiar. La culpa de que estés tan sola la tienes tú, la culpa de que todos te odien y te insulten la tienes tú." Pensé mientras miraba mi cuerpo en el espejo.

Me arrodillé en el suelo, llorando, completamente desconsolada. Hacía mucho que yacía muerta en vida. 

"¿Recuerdas lo feliz que eras antes? ¿Cuando te sentías tan vacía? Y sabes a qué me refiero."

Recordé aquél entonces, cuando cada día era para mi un juego. Cuando, el perder, era ganar. Perder peso era mi meta.

Me sentía completamente vacía, me sentía muerta, sola; sentía que, si marchaba, nadie notaría mi ausencia. 

Miré mis muñecas, miré las marcas de guerra contra mi misma. Esas cicatrices me demostraban lo fuerte que había sido, me enorgullecían. Pero ahora, era algo que no funcionaba... Ya no me sentía orgullosa de ello, sentía la necesidad de volver a hacerlo. 

Sentía demasiada rabia, demasiada ira, demasiado odio contra mi misma. Me agarré a la taza del inodoro, y con algo de miedo introduje dos de mis dedos en mi garganta.

Hacía mucho tiempo que no lo hacía. Me hizo sentir bien, más vacía, pero más llena de felicidad. Pero... todavía sentía un gran frío en mi interior, un enorme vacío, todavía me sentía muerta, gorda, sola... 

Me puse en pie y limpié para que nadie se diera cuenta de nada, tiré el papel al baño y tiré de la cadena. Sonreí satisfecha, limpié mis lágrimas con los brazos y miré de nuevo al espejo. Sintiéndome más débil, pero de algún modo, también más fuerte.

"Bienvenida de nuevo a mi, vieja amiga..."