sábado, 11 de mayo de 2013

Se suponía que al final de la vida, ves una luz blanca que te guía, en vez de una oscuridad que te pierde.


La soledad me come como si fuera un depredador. Me desvanezco, me pierdo, la oscuridad me agarra con mil manos y me acera hacia ella lentamente.
Hago que soy fuerte, aunque, sin embargo, me rompo fácilmente. Mi mente juega conmigo, hace que me odie, hace que odie mi propio reflejo. Me mata esta tristeza que llevo dentro, es como si no encontrara ninguna razón. Sólo dolor cuando sólo pido algo de amor.
Me siento invisible, menospreciada, inútil… No encuentro mi lugar aquí.
¿Hay alguien que me escuche? ¿Alguien que pueda ayudarme? ¿Alguien que pudiera quedarse, en vez de marcharse?

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