viernes, 25 de enero de 2013

Necesito aclarar mi mente, y que me lea mi gente.

Antes de nada, me gustaría decir que este escrito (o como queráis llamarlo) no es en absoluto para hacerme la víctima, para dar pena, hacer daño, etc. 
Ya lo dice el título: necesitaba expresar mis sentimientos que llevaba algo de tiempo guardando, necesitaba escribirlo, y que la gente que me lee, la gente que le gusta lo que yo hago, disfrute leyéndome. 
Espero que os guste aunque no sea muy largo.

------------------------------------------------------------------------

¿Debería seguir sin ti?

Tengo muchas dudas en mi cabeza, tengo miedo,
¿debo seguir esperándote, guardando lo que te prometí, o seguir adelante y perder al que fue mi gran amor?

Tal vez tú no quieras lo que yo, pero volví a caer en esa estúpida ilusión, y de nuevo, esta duda me está asfixiando. 

¿Seguir adelante, conocer a otras personas, enamorarme de nuevo, perderte para siempre? Perder aquél futuro, aquellos planes,... 

Sigo atascada, sigo siendo tuya, pero, debo seguir adelante; contigo como amigo o contigo como amor.

Sólo sé que te necesito, que aunque sea duro, que por lo menos te quedes conmigo, siendo mi amigo, ambos siguiendo adelante. Que aunque otras personas entren en nuestra vida, nosotros siempre estemos juntos.



~"Pase lo que pase, estaremos juntos o no, siempre estaremos ahí el uno para el otro." Blaine Anderson.

sábado, 19 de enero de 2013

Yo te prometí no marcharme nunca de tu lado.

Yo estaba sentada en mi parte de la cama, mirándole dormir. Acaricié su rostro y lentamente me acerqué a él para besarle. Me tumbé lentamente y nos arropé bien con la manta.

Seguí acariciando su cara mientras le miraba y me iba quedando dormida.
Éramos dos jóvenes y alocados enamorados.


Abrí los ojos  y me desperté. 

La verdad es que todo estaba igual, pero de algún modo no parecía lo mismo.
Notaba su respiración en mi nuca. Estaba muy cerca mío, con uno de sus brazos por mis caderas.
Me giré. 

Su rostro había cambiado, estaba arrugado y había envejecido muchísimo. Además, mis manos estaban también bastante arrugadas.
Comprendí que aquello había sido un sueño.

Sonreí al recordar cómo éramos entonces, como habían cambiado y pasado las cosas, y que todavía estuviéramos juntos, tal y como desde siempre deseamos.

Besé su mejilla mientras acariciaba su espalda. Luego, besé sus labios.

Me quedé mirándole y acariciándole durante bastante rato. Hasta que se despertó. 

Bostezó y me miró, sonrió y me besó.

-¿Qué pasa?-dijo sonriendo mientras me miraba y acariciaba mi pelo.

-Que... te amo.-dije nerviosa, como si fuera la primera vez que se lo dijera.

Soltó una carcajada.

-Y yo a ti, pero... ¿Esto a qué viene?

-¿No te acuerdas?- me fijé en que, al decir aquello se quedó algo extrañado- Sí... de todo. De cómo, cuando, y por qué empezó todo. De todo lo que pasamos, de todo lo que vivimos, de todos los planes y deseos, de todo lo que hemos cumplido...

-Los años pasan, y mientras que hay gente que marcha, otra permanece.-me dijo sonriendo e ilusionado- Y yo te prometí no marcharme nunca de tu lado. 

-Y yo te prometí no dejar de amarte nunca.

-Ambos cumplimos esa promesa. Y cuando todo acab...

-Nunca nada acabará, porque nuestro amor siempre permanecerá. -le interrumpí.

-Sabes a qué me refiero.

Le besé para que dejara de hablar. 

viernes, 18 de enero de 2013

Sentí unas manos en mis caderas, supuse que eran las suyas.
Yo estaba de espaldas. Una de sus manos bajó y agarró mi trasero. Con la otra, me azotó (aunque sin hacerme daño), y acabó con ambas manos agarrándome el culo.

Entonces, fue subiendo sus manos lentamente, rozando mi cuerpo hasta llegar a mis pechos. Yo seguía sin girarme, y él besó mi cuello mientras que yo ponía mis manos en las suyas.

Quité sus manos de mis pechos y me giré. Empecé a besarle y él empezó a acariciar mi clítoris por encima de la ropa. Estábamos besándonos y bastante excitados. Nos besábamos lentamente mientras que la tensión y la excitación subían. Estaba acariciando su espalda y su cabello mientras el beso empezó a ser más pasional.

-¿Te importa si me quito los pantalones y los calzoncillos?-preguntó sonriendo y agarrando sus pantalones.-Verás... me molestan bastante-dijo acercándose a mi.

Sonreí mirándole a la cara. Desvié la mirada.

Muy excitada, me quité los pantalones y las bragas y las tiré al suelo agresivamente. Él hizo lo mismo

Me estiré en la cama y empecé a acariciar mi clítoris. Mientras él se quitaba la camiseta yo me masturbaba mirándole.

-Me parece que hay algo que sobras aquí- dijo sonriendo mientras se sentaba y pegaba suaves tirones de mi camiseta.

Sonreí y empecé a quitarme la camiseta. Después, él desabrochó mi sujetador y lo tiramos al suelo junto a la demás ropa.

-Grrr.- Hice bromeando mientras me acercaba a sus labios y acariciaba sus testículos.

Agarró uno de is pechos con la boca y empezó a lamerlos y darle suaves mordiscos.

Me senté encima suyo sin intención de penetración, así, cogí un condón del cajón mientras que él seguía jugando con mis pechos. Coloqué el condón en su pene, y después cogió mi mano y la acercó a su boca. Acarició mi muñeca para luego llevársela a la boca, lamerla, besarla y morderla.

Me aparté y entonces me tumbé con las piernas abiertas. Él sin penetrar, empezó a frotar su pene con mi vagina. Pero después comenzó a besar mi cuerpo desde mis labios hacia abajo. Empezó a lamer mi vagina y acabó frotando su lengua con mi clítoris. Yo, estaba gimiendo, y entonces metió su lengua en mi vagina. Le agarré del pelo e hice que me mirara; fui directa a besarle con muchas ganas.

-Estás bastante húmeda... ¿lo sabías?-mientras acariciaba mi vagina con sus dedos.

Solté una risilla nerviosa.

-Algo he notado, sí.

Volvió a tumbarme y a lamer mi clítoris mientras se ayudaba con dos dedos a estimularme. Sentía que estaba a punto de eyacular así que le hice parar y me sen´te encima de él con su pene en mi vagina.

Sólo unos movimientos besos y caricias bastaron para que acabara eyaculando. Todavía sentía ese cosquilleo por todo el cuerpo y ese temblor después de haberlo hecho.

Me puse a cuatro patas, él volvió a penetrarme. Apoyó su cuerpo en el mío y empezó a masajear mi clítoris para que sintiera más placer. Gemía mucho, empecé a masajear mis pezones y poco después, con su respiración en mi nuca, su mano en mi clítoris, y él penetrándome, volví a eyacular.

Le hice sentarse para empezar a lamer sus testículos mientras le masturbaba, y él, me masturbaba a mi. Podía escuchar sus gemidos y eso hacía que me excitara.

Eyaculé por tercera vez, y eso le excitó tanto que, mientras tenía su pene en la boca, acabó corriéndose en mi boca.

sábado, 12 de enero de 2013

Te amo.

Él se acercó a mi, puso sus manos en mi cintura y empezó a besarme como nunca.


Acerqué mis manos a sus mejillas, acariciándolo, y agarré su cabello.

-Te amo-le dije dejando de besarle, sonriendo.

-Y yo a ti-devolviéndome la sonrisa.

Mi corazón latía rápido, muy rápido. Sentía su cuerpo junto al mío.
Algo en mi, hizo que empezara a quitarle la camiseta mientras nos besábamos allí, en su habitación. Tiré la camiseta al suelo y me quedé mirando sus preciosos ojos.

Sonrió mientras me miraba con esa mirada suya tan preciosa, tan excitante, tan dulce a la vez.

Aquella sonrisa fue lo que me pudo.

Dejé de besarle, le agarré de las manos y lo acerqué a la cama. Me tumbé en ésta, y me puse de lado, mirándole. Se tumbo junto a mi y empezó a besarme. Me puse encima suyo y entonces empezó a quitarme la camiseta.

Me dejé llevar.

Lentamente fuimos quitándonos prendas, entre besos, hasta acabar completamente desnudos. 

Estábamos unidos del todo, lo sentía conmigo, lo sentía en mi. Y nunca en la vida me había sentido mejor.

Sentía como nuestros cuerpos chocaban, como el amor y la pasión se unían como él y yo.


Agarrándole de el pelo, él, agarrándome de la espalda, entre gemidos conseguí decirle:

-Te amo.

Y creo que nunca le dije uno, tan real como aquél.

No había música, pero sentía una melodía dentro de mi, como la mejor canción. No de esas canciones o melodías que se escuchan, sino, esas que se sienten, que se respiran, que te lo dan todo con unas cuantas notas.

Podía sentir cómo quería llegar a más, quería demostrarme amor a través de su cuerpo y quería darlo todo, quería llegar más lejos.

Nunca había sentido aquél placer.

Mis gemidos aumentaron junto con sus movimientos; la melodía sonaba perfecta.

Y lo que empezó con amor y pasión, acabó en una cama, en una explosión de magia. 

Creyendo que no podía sentir nada mejor ni más intenso que mi amor por él, pasó.

miércoles, 9 de enero de 2013

Inspiración ausente.

Él marchó, no dijo por qué, no dio ninguna explicación.
Ellos decían que estaba loca, que él no iba a volver, que las respuestas que yo necesitaba no estaban en cuatro paredes, una hoja de papel y un bolígrafo. 

Sonó el teléfono. Me levanté ilusionada de la silla.
¡Era él! pensé. No habrá olvidado mi número, o tal vez lo tendrá guardado.
-¿Si?
-Sabía que estarías ahí.
Suspiré... no era él... Era una mujer.
-¿Quién es?
-Soy yo, Laura.
Laura... era una vieja amiga; nos conocimos en el instituto y nunca perdimos el contacto, hasta hace cinco años.
-Te echo de menos, ¿sabes? Y no soy la única. 
-Estoy esperando a...- Laura me interrumpió y no pude acabar.
-No volverá.
-¿Te lo ha dicho él? Porque a mi no. No me ha dicho esas palabras.
-¿Pero cómo puedes hacerte esto? ¿No recuerdas lo que me contaste, lo último que te dijo?
Entonces, se me encogió el corazón, al recordar su voz, voz que tanto extrañaba, diciéndome esas palabras tan dolorosas...
"Vive como si no hubiera pasado por tu vida, porque no volveré a ella. Olvídame, olvídanos, yo me marcharé y tú no volverás a saber de mi."
Me eché a llorar.
-Por favor, no llores, no es lo que quería...-dijo Laura preocupada.
-No... no importa.
-Ahora te toca ser feliz, y bueno, esta noche vamos a salir. Deberías venir.
-Estoy trabajando.
-Escribir no es un trabajo.

[...]

Al final Laura me acabó convenciendo, dijo que conocería a alguien...
Estaba asustada, yo no quería olvidarle, no quería traicionarle -aunque no fuera una traición, en realidad...- no quería a otro, le quería a él.

Cogí aquella foto que guardaba, en la que estábamos los dos juntos.

Nunca entenderé porqué marchaste... eramos muy felices juntos...

[...]

Me preparé para la cena, llevaba la camiseta azul que él me regaló cuando hicimos un año -la tenía por cierto, muy bien cuidada. Como no estaba acostumbrada a los tacones, me puse unas deportivas -que no quedaban mal con lo que llevaba-, y aprovechando que eran de color negro, también me puse unos pantalones tejanos negros.


Llegamos a la cena, Laura y su novio me habían acompañado a su casa.
Hacía mucho tiempo que no veía ni a Laura, ni a su novio. Que era el mismo desde hacía bastante. Él también conocía a ambos, ya que quedábamos mucho entre nosotros cuatro.

Estuve ayudando a Laura y a Daniel a poner la mesa mientras hablábamos y contábamos cosas.
Le echaba mucho de menos... sentía un gran vacío en el corazón.
De repente unas cuantas lágrimas empezaron a caer, pero me tapé con el pelo para que nadie me viera.

Javier, el chico que me querían presentar Laura y Daniel llegó a casa, yo estaba muy nerviosa... Muchísimo.

[...]

En el día de hoy, tengo 35 años, ya han pasado 5 años que conocí a Javier,  y justo hoy, harían 15 años que nos conocimos.
Realmente no creo que vayas a leer esto, aunque, posiblemente te lo envíe sólo para que sepas lo mucho que te amo, que te amé, y todo lo que has sido para mi.

Me gustaría hacerte saber, que yo sigo aquí, esperándote, que aunque me haya casado y hecho mi vida con Javier, yo sigo amándote.

Supongo que habrás leído alguno de mis libros, o tal vez, habrás oído hablar de ellos; los conseguí publicar y tuvieron gran fama. Todo artista tiene una inspiración, no importa si es cantante, dibujante, pintor, escritor... siempre, todos tienen una. Tú eres la mía. Siempre lo serás.

Y, me gustaría pedirte un favor... Sé que di mil vueltas, hice de todo para encontrarte y lo conseguí. Sé que harán unos 7 años de esto, sé que me dijiste todo lo que me dijiste... Pero si algún día piensas en mi, si lo haces tanto como yo te pienso a ti, si me sigues amando como yo te amo... por favor te pido, házmelo saber.

¿Soy yo, la única de los dos que se siente vacía con cualquier persona? Posiblemente tú seas el amor de mi vida... posiblemente yo no sea el de la tuya...

Este es mi último paso; el andar por dos se hace pesado. Si te importo sólo un poco, ahora te toca a ti hacer un movimiento.

Sheila.