miércoles, 13 de noviembre de 2013
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martes, 5 de noviembre de 2013
Lo sé... sé que mi pelo no es largo, sé que no es el más bonito y que es horrible, sobretodo, cuando no lo he alisado y está ondulado y sin formas bonitas.
Sé que mi rostro es bastante feo. No es el tipo de cara las cuales ves y te dejan embobado. Sé que mis ojos son aburridos, mis labios demasiado finos, mis mofletes demasiado gordos,, y mis rasgos para nada bonitos.
Sé que mi cuerpo es muy gordo y para nada atractivo. Sé que mi forma de vestir es descuidada, y que mi "carcasa" tal vez no sea la que te gustaría observar cada día de tu vida. Lo sé, créeme...
Sé que mi carácter no es agradable, que convivir conmigo debe ser todo un castigo, y un gran sacrificio. Sé que a veces soy muy cariñosa, incluso demasiado, y que acabo molestando. Sé que al rato puedo ponerme graciosa sin razón alguna, al igual que cuando me entristezco. Sé que a veces necesito demasiado cariño, atención o amor... Sé que aunque no me guste admitirlo soy muy celosa, que soy orgullosa y que mis gustos son muy diferentes. Sé que necesito tacto, paciencia... sé que no valgo la pena... Sé que yo posiblemente nunca vaya a ser una chica especial como las demás, ni para ti, ni para nadie... Sé también que me paso las horas comparándome con otras. Pienso que me gustaría ser como ellas para que por lo menos me quisieras. Sé que no soy nada, de veras... Y sé que habrán un millón y dos mejor que yo, y por eso siempre mi corazón sentirá ese miedo al "adiós".
martes, 22 de octubre de 2013
¿Tú qué crees?
¿Recuerdas cómo mordía entre besos tu cuello para hacerte ver que tenía ganas de guerra? Cuando verte era un qué sé yo por todo mi cuerpo y tenía ganas de ti. De tu cuerpo, tu alma, tu amor, tu persona...
¿Recuerdas cuando besaba todo tu cuerpo y lamía todos tus lunares? Creo recordar tu cuerpo de memoria. Tus 20 lunares, tan bien repartidos en tu cuerpo, dejándome tan perdida y confusa. Tan como en casa.
¿Recuerdas mis caricias por todo tu cuerpo? Haciéndote tiritar durante breves segundos y poniendo tu piel de gallina.
¿Recuerdas mi forma de mirarte mientras te quedabas poco a poco dormido después de hacer el amor entre mis caricias?
¿Lo recuerdas? Porque yo sí, y lo adoro. Maldita sea, ¡te adoro! Y adoro como me haces sentir, cómo haces que sea por tu culpa. ¡Ag! Estúpidos. El amor es estúpido y de estúpidos. Y ha sido todo un placer compartir tal estupidez. Y ser estúpidos hasta el fin de nuestros días no me parece un mal plan, ¿tú qué crees?
Y que si decía de volar, volaba. Y que si quería marchar, marchaba. Que la aventura y la adrenalina eran su vida. Y ella la mía. Y posiblemente eso amaba tanto de ella; que siempre iba a ser mía aunque más suya. Y que nunca iba a pertenecer a nadie más. Que las noches locas no iban a ser junto un mejor hombre, más caballero o más apuesto. Las iba a pasar enredada en nuestras sábanas, mientras yo la besaba.
Dos causas perdidas unidas. Tan diferentes, y a la vez tan parecidas.
martes, 15 de octubre de 2013
(Creo que) Se nos olvidó.
Se nos olvidó todo. Se nos olvidaron tantas cosas,... Creo, yo, que se nos olvidó.
¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica tan verdaderamente enamorada que se iba a quedar amando a solas? ¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica que iba a quedarse con el corazón roto, que aquél chico por el cual hubiera matado, se iba a enamorar de otra, y ella se iba a quedar viéndolo desde lejos? ¿Cómo de decirle a ella, que el dolor que imaginaba al perderle entonces, cuando estaban juntos, iba a ser peor cuando lo viviese? Pues bien, no podré. Y de la misma forma que no podré, no podré decirle que se quede junto a él. No podré decirle que merece la pena luchar. Que tarde o temprano iba a hacerlo, que no debía tirar la toalla. Ya es demasiado tarde para nosotros... y para ti, y para mí.
Cosas desordenadas.
Vengo a decirte que, después de todo, a lo mejor tú tampoco me conociste a mí; al menos, no lo vi así.
Vengo, a decirte que después de todo, yo nunca te quise. Yo siempre te amé. Es más... Yo te amo.
Después de todo lo pasado y vivido, después de todos los recuerdos, que ojalá no queden jamás en el olvido, no sé lo que quiero. No sé lo que hago, no sé nada de nada. Pero "nada" ya es algo, y mi algo es un caos. Después de todo lo luchado, sabiendo que yo fui culpable, quise ir a demostrarte cuán grande era mi amor. Tal vez eso no te importó. O sí, o no lo sabías. Y sé que no fue fácil para ninguno de los dos; pero creo que yo dejé mi piel y mis huesos, y acabé convirtiéndome en ruinas. Después de lo perdonado, después de lo amado, después de todos los planes... después de todo, no sé qué quiero. No sé si lo que quiero es seguir... porque, ¿quién me dice que esto es seguro, si no eres tú? Y tú no dices nada, y mi corazón, aquél al que tú alimentabas, aquél, rojo y vivo como una rosa, acabó marchitando, acabó haciéndose pequeño y oscuro; acabó congelándose. Y tal vez ese sea mi problema; que me congelé en aquél momento en el que tanto te amé.
Vengo a decirte, lo merezcas o no, que después de todo, yo te amo. A decirte, lo merezca o no, que... cómo me hubiese gustado que tu me amases... O que me quisieses, sólo un poquito... que lo demostrases... Cuando te necesité... Cuanto te necesito...
Vengo a decirte, que estoy hecha pedazos; que aunque no eres tú el gran motivo, me hubiese gustado tenerte conmigo... Me hubiese gustado recibir un poquito de tu amor.... sin embargo, lo único que recibí fue tu distancia, tu ausencia, y tu ignorancia...
Vengo a decirte, que me hubiese gustado envejecer a tu lado... que quiero hacerlo. Quiero vivir contigo hasta que mis días terminen... y sin embargo, no parece que eso vaya a ser posible...
domingo, 6 de octubre de 2013
Amigo, recuerda.
Si alguna vez te has enamorado, felicidades. Has sentido uno de los más grandes tesoros que puedes llegar a probar en la vida. Y lo lamento, has sentrido una de las mayores torturas que uno no puede controlar.
Aunque no lo queiero, aunque no lo pienso, y mucho menos lo planeo, si alguna vez, por cualquier razón, yo huyo y salgo de tu vida, o me alejo, o si eres tú el que lo hace; de primeras, perdóname. Y no te olvides de mí. Por favor, por encima de todo, te suplico, que por favor te acuerdes mí, que lo hagas con cariño. Y que si hace falta, si mi recuerdo te daña, deja de quererme, deja de sentir cosas por mí... pero por favor, recuérdame y sonríe con los recuerdos.
Que pase lo que pase, incluso cuando alguno de los dos haya salido de la vida del otro y seguido adelante, eso nunca sería del todo cierto. Incluso aunque tú me odiaras, o yo te odiara a ti, cuando te haga falta, me tendrás ahí. Porque nunca vas a estar solo, da igual todo. Sólo llámame, y en tu puerta estaré. Si te sientes solo, amargado, desolado, sin esperanza, agobiado, asustado... siempre tendrás una amiga al lado. Para aconsejarte, tratar de ayudarte, callar u escuchar, amar, abrazar, llorar, pasar un buen rato... Siempre me tendrás ahí.
Uno nunca sabe lo que puede pasar... pero si alguna vez pasase tal desgracia, espero que recuerdes mis palabras.
Nada.
¿Por qué me dueles? ¿Por qué me destrozas? ¿Por qué me haces tanto daño? Deja de sonreír, por favor... Pero, ¡cómo adoro esa sonrisa!
¿Por qué siento mariposas asesinas? Se sentía muy bien cuando al ver tu sonrisa atacaban haciéndome cosquillas.
Te veo tan feliz, sin poder dejar de sonreír, y yo tan miserable, tan hundida, tan vacía y sin salida.
¿No puedes oírme?¿No quieres hacerlo? ¿Estoy teniendo una horrible pesadilla? ¿Por qué no me miras?
No puedo creer que esto esté pasando, no se suponía que las cosas tenían que ir así. Sola, desconsolada, llorando, muriendo, tirada en el suelo.
Adoraba que fueras feliz gracias a mi; eso me hacía sentir útil. Adoraba hacerte sonreír, me dabas ganas de vivir. Se suponía que nadie más te iba a hacer sentir así, y que yo no volvería a acabar de este modo.
¿Por qué no puedes oírme? ¿Por qué no puedes amarme? Te amo, te amo, te amo. Deja de sonreirle, necesito que me escuches. Esto me está haciendo demasiado daño. Y no te quiero, te amo, y soy invisible para ti. Estás demasiado ocupado admirando su belleza. Está bien... lo entiendo, yo no soy guapa... ella es hermosa... Yo soy mala en todo... ella simplemente es perfecta para ti... Pero te necesito.
¿Por qué no puedes recordar la forma en la que yo te hacía sonreír? ¿Por qué no puedes recordar cómo te hacía sentir? Pero todo eso lo has olvidado, ahora te has enamorado... Y yo no puedo olvidarlo.... Y estoy tan metida en este infierno, que siento que estoy muriendo.
Los recuerdos me desgarran, y tú ya no me quieres, nada...
Pues bien, ya no importa nada. Desgraciadamente mi almohada quedó completamente empapada, y yo destrozada.
Sabiendo que nunca jamás volverás a sentir nada.... por mí.
Es hora de volver a casa y terminar con todo. Lo hecho, hecho está.
martes, 24 de septiembre de 2013
Titiritero
Y, ¿ves la ilusión de los niños? Titiritero, es gracias a ti. Porque, el efecto mariposa lo hace así. Si ellos no hubieran venido a tu show, no hubieran apreciado muchas cosas gracias a ti. Porque crees que ellos lo ven de un modo egoísta, y posiblemente sea así. Pero muchos saben que tú estas ahí, detrás de todo este show lleno de misterio y secretos, cosas que ocultar, magia y miedo, sentimientos…
¿Y quién soy yo para hablar? Tan sólo alguien más. Alguien como tú. La diferencia es que yo estoy en el público, y no puedo ver todo el trabajo, no puedo ver las razones de por qué el titiritero empezó con esto, no puedo ver los trucos, ni qué cosas terribles guardarás en tu cerebro, o lo mal que te sientes con todos esos sentimientos que desconozco. Tan sólo veo desde fuera, y aprecio lo que haces.
No aceptas que hay gente que te quiere y acepta, que piensa que vales la pena, que te quieren en su vida, que te necesitan o que eres importante ellos, sólo porque tú no lo haces. Y, si lo hicieras, verías que eres más de lo que la gente dice que eres.
Deja de cargar con cosas que no te pertenecen, pues tus monstruos ya son lo bastante rudos y pesados, ¿no crees?
Algún día, deberás ir tras uno de esos niños y pedir que te devuelva la sonrisa que tú le proporcionaste. Pues tú eres más humano de lo que crees. Querido Titiritero, olvidaste lo que era actuar por entretenimiento y por el placer que te provocaba hacerlo, para ver cómo los demás sonreían. Sé egoísta, sé tú mismo. Pide ayuda, pues siempre habrá alguien que quiera intentarlo.
Manejando esos hilos con esa gracia tan tuya, ganaste queriendo o sin querer los corazones de críos que siempre querrán estar ahí para ti. Que no te juzgarán, y que a lo mejor valen la pena, que no quieren dañarte. Ya que, tienes miedo a dañarte y ser dañado, y el único que te dañas eres tú.
El show debe continuar, el telón se ha de cerrar, y tu sonrisa se quebrará. Y te quedarás solo, ya que la gente habrá marchado. Y no podrás dormir por culpa de tus pesadillas, y trataras de pensar en que mañana esos niños volverán.
Y esos niños no dejarán de pensar en volver, en imaginarte sonriendo. Y yo estaré ahí, entre la multitud.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Pequeña reflexión.
-Miedo, dolor, inseguridad, horror, asco, impotencia...-contesté con la cara empapada por mis lágrimas.
-¿Y no quieres cambiar eso?
Aquella voz me tenía realmente atemorizada, ¿qué quería de mí?
-Por supuesto que quiero..
-Pues confía en mí. No te voy a hacer daño. Esto sólo va a durar un tiempo. -me dijo.
-Pero... ¿qué es lo que tengo que hacer?
-Tú sólo escucha mis palabras, mis consejos, mis ordenes... todo acabará tal y como tú deseas. Sólo agarra mi mano y sígueme. Yo te guiaré.
La chica, asustada, sin esperanza y sin nada de amor de los demás y menos de ella misma, se agarró a aquello que creyó que le iba a llevar a la perfección.
De llamarla gorda, la empezaron a llamar loca. ¡Hipócritas! Este mundo está lleno de ellos. De reírse de ella, a llorar por su pérdida.
lunes, 9 de septiembre de 2013
¿Magia?
sábado, 24 de agosto de 2013
De una persona a otra.
lunes, 19 de agosto de 2013
Tal vez fui yo la culpable, tal vez no debí bajar la guardia y tal vez debí seguir adelante, hacia otro lugar. Pero me quedé, derrumbé el muro, y me derrumbé con él.
Siento cómo cae la lluvia encima del cuchillo que me clavaron en el corazón. (¿Lluvia, lágrimas? Qué más da, si es simplemente lo mismo.)
Todo está muy oscuro, pero esos relámpagos iluminan la noche junto a la lluvia, y puedo ver cómo mi cuerpo está bañado en sangre.
Y me quedaré aquí tumbada, rota y vacía hasta que mi alma sea encontrada y traída de vuelta. O que ella misma vuelva, o... que sea lo que Dios quiera.
domingo, 28 de julio de 2013
Lucha en mi interior.
Siento un fuerte dolor en el pecho, como un pinchazo. Siento un cosquilleo muy desagradable en las manos.
Mientras mi corazón acelera, mi respiración igual; ya que el aire me empieza a faltar.
Siento miedo a todo. Miedo a la oscuridad, a la soledad, miedo a la muerte. Sé que no estoy sola, hay personas a mi alrededor; pero sigo sintiéndome completamente abandonada. Como si todo el mundo hubiese perdido la esperanza en mi (si es que alguna vez la tuvieron), y se hubiesen marchado. Toda esa gente habla, ríe, vive... están en mi cabeza, en realidad. Yo estoy sola en mi habitación, agarrándome como si mi cuerpo fuese lo último que me quedase. He perdido la esperanza, y... sólo me tengo a mi. Y yo estoy perdiendo la cabeza, buscando un "por qué" a todo.
"¿Por qué la gente importante marcha? ¿Por qué, si te quisieron tanto? ¿En serio es posible? ¿Por qué este dolor? ¿Por qué el tiempo pasa tan rápido y lento a la vez? ¿Por qué no puedo cambiar? ¿Por qué es todo tan monótono? ¿Por qué nadie me puede aceptar? ¿Por qué nadie me quiere siendo como soy? ¿Por qué soy como soy? ¿Por qué me siento tan sola teniendo amigos? ¿Por qué sigo aquí?"
Dentro de mi, estoy a oscuras. Me siento como si estuviese en la típica casa de las películas de terror. Es oscura, fuera no hay más que nubes y animales que me aterran. Y no hay nadie, sólo yo, en un lugar donde las personas no están. Pero esta casa, a diferencia de la que imagináis, es muy pequeña; como ya dije. Está ahogándome, dejándome sin aire. Son ellos: mis monstruos. Monstruos convertidos en paredes.
Ya no puedo aguantar más, las paredes me aprietan más y más... hasta que caen. Caen encima mío.
Empiezo a llorar, sintiendo mucho miedo y cosas terribles. Viendo las nubes grises que hay encima mío y de las paredes, en el cielo. Estoy pidiendo ayuda, pero no hay nadie que pueda escucharme. Sólo esos animales intentando acabar conmigo. Mientras, yo poco a poco, me doy cuenta, de que soy mi mayor enemigo; que yo siempre he puesto esa pequeña pieza que necesitaba para derrumbarme. Pero ya no puedo más. Cierro los ojos y me dedico a llorar. Me quedo dormida, y al despertar, me doy cuenta de que aquello había sido un sueño. Pero, ¿no había sido demasiado real?
Levanto un poco mi camiseta, y veo arañazos en mi cuerpo. Como en el "sueño", cuando había empezado a agarrarme por la desesperación. ¿Y si no había sido sólo un sueño?
sábado, 22 de junio de 2013
Tú eres el ancla que mantiene mis pies en el suelo, yo seré las alas que mantengan tu corazón en las nubes.
<<Nos imagino a nosotros. Nosotros en una playa; completamente solos.
Está atardeciendo, el cielo es de un color naranja bastante bonito. El tiempo no es cálido pero tampoco frío, pero la brisa hace que por mi cuerpo corra algún que otro escalofrío, y que el bello de mi piel se ponga de punta.
Tú estás con las piernas cruzadas dejando un hueco en medio, echado hacia atrás, apoyándote en tus manos. Yo estoy con la cabeza apoyada en tu pecho, sentada en el hueco de tus piernas. Ambos estamos mirando el mar.
Justo al lado nuestro hay una pequeña hoguera. Tú estás fumando. El mar, en frente, está tranquilo y en paz. El silencio nos está comiendo.
Yo sigo teniendo miedo.
Entonces echo mi cuerpo hacia delante y me quedo tal cual. Espero que tú hagas lo mismo, y sin embargo te quedas igual. Empiezo a sentirme sola, aunque tú estás ahí; y vuelvo a apoyarme en ti. Confío en ti.
Entonces, desapareces. El cigarro sigue conmigo; pero en mis manos. Yo me he caído y aunque la caída no me haya provocado gran dolor, que te marcharas sí. Asustada, empiezo a mirar a mi alrededor y veo unos castillos de arena al otro lado de la hoguera.
De pronto, el viento empieza a soplar fuerte, muy fuerte. E inmediatamente el cigarro se apaga. El cielo naranja se vuelve negro, y no hay estrella alguna que pueda iluminarme. Siquiera la Luna está ahí. El cigarro se apaga. Los castillos de arena se esfuman. La hoguera se apaga. Fue como un efecto mariposa. El viento hizo que el mar tocara mis pies, que apagase el cigarro, que los castillos se derrumbaran y que la arena de estos y el viento matasen el fuego... Estoy completamente sola; mas, puede que no del todo, ya que mis miedos siguen ahí.
Me encojo y empiezo a llorar. Ya cansada, en voz alta me pregunto "¿Este silencio ensordecedor no significa nada para nadie más que para mi?". Sentí miedo a morir.
El tiempo pasa y pasa, y yo estoy perdida, estoy sola en la oscuridad. No amanece. No ocurre nada. Sólo pasa el tiempo y el cielo sigue negro.
Y entonces te veo. Y no estás solo. Hay una hoguera en medio, y más personas contigo alrededor de esta. Y me acerco, y toco tu espalda. Yo estoy empapada de lágrimas; los ojos rojos de tanto llorar y sin vida.
¿Por qué te fuiste? Sabías mis miedos, sabías que tenía miedo a morir, y... simplemente me dejaste ahí. Te olvidaste de mi.
Todo seguía igual.
Dios, ¿están todos aquí fingiendo? Realmente desearía que sí... pero, a la vez que no. Estoy cansada de no saber lo que quiero y de saberlo a la vez. Estoy cansada de que todo sea tan contradictorio dentro de mi. Ayúdame. De veras necesito tu ayuda.
Y de pronto empieza a llover, y la lluvia trae con ella la oscuridad absoluta. Dejo de ver y además de escuchar. Todo se acaba, todo muerte. ¿El fin, tal vez?>>
Ya no es sólo lo que imagine con esta canción; es la pequeña película de mis sentimientos.
[Escrito "inspirado" en la canción You be the anchor that keeps my feet on the ground, I'll be the wings that keep your heart int he clouds de Mayday Parade.]
lunes, 17 de junio de 2013
El príncipe oscuro.
El muchacho no se sentía bien en compañía de otra gente, era callado y bastante extraño. No se sentía comprendido por nadie, era muy diferente al resto de sus compañeros. Tenía algunos amigos, pero tampoco quería más, era bastante selectivo. Algunos pensaban que estaba loco, él sabía que no era locura lo suyo, que no quería que le hicieran daño. Con los años, fue construyendo un muro que él sólo derribaba con determinadas personas; era muy selectivo. Nunca nadie había derribado su muro, pero entonces llegó ella...
Ella era una chica alegre, o al menos eso parecía. Reía por todo, y era muy extrovertida, muy habladora. Era nueva en el instituto, según decían, en el anterior le hicieron cosas muy malas, y eso fue lo que hizo que cambiara de aires.
El primer día, ella estaba sola, intentaba acercarse a la gente, pero no hubo mucho éxito. Sin embargo, ella seguía intentándolo.
Algo hizo que ella se fijara en el muchacho solitario. Sí, por primera vez alguien vio al chico, alguien le dio importancia y sólo tenía pensamientos positivos.
Él estaba sentado en la última fila, a un rincón, había una silla al lado en la cual nadie se había sentado. El chico, estaba con la cabeza agachada, y no parecía que quisiera compañía, pero, ella simplemente se sentó.
La muchacha se quedó mirándole, sonriendo.
-Hola.-dijo con un tono alegre.
Él sólo la miró, y le dedicó una sonrisa.
Y, ahí empezó todo. Ahí fue cuando la chica empezó a sentir algo que jamás había sentido. Ella se sonrojó, y le sonrió.
-No deberías...-dijo él con una voz ronca.
[...]
El uno al otro se completaban, no se parecían mucho, pero a ambos les encantaba aprender nuevas cosas, el uno del otro.
Ellos eran felices juntos, eran felices olvidando el mundo, teniéndose el uno al otro, y eso amigos, eso era amor.
Al final, el príncipe oscuro, de aquella alegre princesa, fue el que trajo el color y la vida que le faltaban a ella y a su vida.
El cuento no ha acabado, pero lo que es seguro, es que no creo que acabe; dos almas así, ni en el peor infierno mueren, ni en las peores de las circunstancias dejarían de amarse. Eran aquello que le llaman "almas gemelas"; dos incomprendidos que se comprendían, dos solitarios que se unieron, y que se quisieron como nunca antes nadie les había querido.
viernes, 14 de junio de 2013
Adiós.
Acerqué muy lentamente mi cara y mi cuerpo a él y cerró sus ojos. Los tuvo cerrados pocos segundos, y cuando estuve a centímetros de él, los abrió.
Yo acerqué mis labios a los suyos y los rocé. Me aparté y miré a sus ojos; él también miraba los míos. Volvió a cerrarlos y esta vez miró al suelo. Me volví a acercar y le besé. Le besé con todo mi amor y toda mi pasión; pues este era nuestro adiós.
sábado, 18 de mayo de 2013
Amor entre otras drogas.
Y yo... yo que te escribo con el corazón; mi corazón, que late y bombea mi sangre, que me mantiene viva, que hace que pueda escribirte moviendo mis dedos y mi mano, mi corazón... El pobre que un día saldrá de mi pecho, o al menos, eso parece a veces. Pues, amor, ¡ay cuando escucho tu voz, cuanto te veo sonreír! Y cuando me tocas.... cuando me miras... Y con sólo verte, los latidos de éste, mi corazón, a veces late incluso demasiado exagerado. Y éste, que va acompañado de un cosquilleo que nace y muere en mi estómago, y de una cara de estúpida en mi rostro.
Y tú... tú que no me lees, mientras que yo te pienso y te escribo, tú que me ves cuando yo te miro. Tú que me escuchas cuando yo te oigo... ¿me amas como yo te amo, o sólo me quieres?
¿Y de qué me sirve amar?
Pero, me di cuenta; de todas las sonrisas que de su hermosa boca había sacado, de sus heridas, las cuales yo había sanado. Yo la hice feliz. Yo la haré feliz. Porque, sino soy yo, ¿quién? Otros pueden causarle daño, incluso más del que alguna vez yo le hice a ella. Yo sé mis defectos, sé mis cosas buenas y sé que la había dañado. Pero sé que yo puedo arreglarla, sé que puedo unir los pedazos que hice de ella, sé que puedo hacer las cosas bien esta vez... Pero jamás sabré cómo otro la trata, y eso es lo que me mata.
Pero, cuando me decidí; cuando volví a por ella, ella ya no estaba. Había marchado a no sé dónde, con no sé quién, y hasta no sé cuándo. Pero su paradero, su acompañante y el tiempo no era lo que me importaba. Ella había marchado, había parchado para siempre. Y yo sabía que nunca jamás la volvería a tener entre mis brazos.
Y me desperté la otra noche llorando, sobresaltado. La vi a ella, estaba con otra persona. Y podía ver cómo se besaban y todo el amor que había entre ellos. Pude sentir cómo me derrumbaba lentamente. Y eso sólo fue un sueño, un sueño que tarde o temprano se volvería una realidad.
Y yo me odiaba por no poderla amar. Al menos, no poder demostrárselo.
¿Y de qué me sirve llorar? Si es que no la puedo olvidar. Si es que sólo pienso en ella, en ella y en quién ahora me iba a amar y sanar. Si para mi ella era la única. Si no podía cambiarla o compararla con ninguna otra. Si fue ella la única que no estaba en mi corazón, porque ella era mi corazón. ¿Y de qué me sirve esperar o luchar para encontrarla? si ella no iba a volver conmigo a nuestro lugar, el cual estaba tan destruido como ambos, o al menos como mi corazón. ¿Y de qué me sirve amar? Si yo ya lo he perdido todo perdiéndola a ella.
sábado, 11 de mayo de 2013
"Amy."
-Mi padre se ha ido, y mi madre no vendrá en dos semanas -dijo acariciándome el pelo- Si quieres... puedes quedarte... O, ir viniendo cuando te apetezca.
Quité mi cabeza de su pecho, le miré y le dije:
-Me he peleado con mi madre... Y bueno, si a ti no te importa, me gustaría pasar la noche aquí.
Fer me guiñó el ojo.
-¿Nos hacemos uno?-le pregunté.
Él se mordió el labio, y mientras, sonreía cogiendo una caja que había en la mesita de al lado. Cogió un cigarro, lo encendió, se volvió a sentar, apoyado en el brazo del sofá.
Me acerqué a él para así fumarlo mejor.
-Acércate más... que no puedo dártelo bien -dijo con una voz muy bajita.
Me puse muy cerca suyo, puse mis piernas encima de las suyas, apoyé mi pecho contra su costado, y puse mi mano en su pecho.
Él iba fumando y poniéndome el cigarro en la boca, así todo el rato.
En uno de sus turnos, echó una calada y me besó, con el humo en la boca. Después, simplemente me besó, sin humo ni nada, me besó y con la mano que quedaba libre empezó a acariciarme la cara.
-¿Lo acabamos ya?- me preguntó.
Le besé, y terminamos lo poco que quedaba.
Empezamos a besarnos bastante apasionados, y desnudarnos.
Cuando ambos acabamos en ropa interior, me hizo levantar del sofá, me besó el cuello, y agarrándome con ambas manos del culo.
-Súbete- me dijo entre besos.
Me alzó y llevó a su habitación, me posó en la cama y entre besos nos quitamos la ropa interior.
Él apagó la luz de la habitación, y me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido.
Era la primera vez que lo hacía con las luces apagadas, y aquello hizo, de algún modo, que fuese más intenso, que aunque no pudiera verle, sabía que él estaba ahí, que estábamos haciéndolo, pero el placer fue muchísimo mayor.
Fue la mejor vez en toda mi vida, no sólo por lo de las luces, sino, porque además, lo había hecho con la persona la cual llevaba colada desde el principio de mi adolescencia.
Se suponía que al final de la vida, ves una luz blanca que te guía, en vez de una oscuridad que te pierde.
¿Puedes ver cómo todo muere?
Mis lágrimas mojan mi rostro, y mientras me retuerzo, intento buscar un significado a esto.
Los recuerdos me destruyen cada noche. Mis sueños, los que me hacen vivir momentos, recordar antiguos deseos... no hace más que causarme dolor en el corazón, y eso es lo que siento... cómo poco a poco muero por dentro.
martes, 30 de abril de 2013
Hey, ¿cómo estás?
domingo, 21 de abril de 2013
De Minnesota a Nueva York.
-¿No te cansas de no verla y de tener que llamarla cada día?- dijo John burlándose.
-Nunca me cansaré de hacerlo.-dije enfurruñado- Pero... ¿sabes qué? Yo sé que vale la pena. Estamos enamorados.
-Estás jodidamente acapullado- dijo Danny.
Les guiñé un ojo, me levanté de la mesa, y me dirigí a la puerta.
-Perdón, señorita. Pagan ellos por mi.-dije a la chica del bar mientras salía riendo.
Cogí el teléfono, marqué su número y sonriendo con un estúpido me tumbé boca arriba en la cama.
-¿Tom?- preguntó ella con ilusión, como cada noche hacía.
-Hey, Delilah. -dije con voz de idiota.- Ya echaba en falta tu voz. ¿Cómo va todo por Nueva York?
-Todo bien. Hace buen tiempo, hice dos exámenes que me salieron bastante bien... pero me falta mi chico.
-Oh, ¿y cómo es ese chico tuyo?
-Es... mío. Y es perfecto para mí. -dijo con risa nerviosa- Pero está en Minnesota, a mil millas de distancia de mí...
-No sé quién es ese chico, pero si él no muere por ti, si él no está como loco y muy muy enamorado... Siento decirte que ese hombre es estúpido.
-Te amo, ¿sabes?
-Lo sé.
-Oh, me he comprado un vestido nuevo. Mañana es el aniversario de mis tíos, y me lo probé. ¿Quieres que te envíe la foto?
-¡Claro!
Abrí el correo, y ahí estaba ella... Cómo la echaba de menos. Esa sonrisa suya... ese pelo oscuro y largo... Esa mirada tan brillante...
-Estás preciosa- susurré - Ni el Time Square brilla tanto como tú.
-No seas estúpido- dijo riendo.
-Te juro que es verdad... Me quedé embobado- dije con una risa de vergüenza.
-Echo muy en falta tus besos, tus caricias y tenerte aquí conmigo... se hace muy difícil.
-¿Difícil estar conmigo estando lejos, dices?
-Sí... -suspiró.
-Hey, Delilah, no te preocupes por la distancia, sabes que siempre me tendrás ahí. Sabes, que si alguna vez te sientes sola puedes llamarme a cualquier hora y me tendrás hablándote y cantándote sólo para ti.
-Lo sé, Tom, pero...
-Estoy a tu lado, estaré a tu lado. Juntos lucharemos. ¿No irás a dejarme después de lo que me has hecho, no?
-¿Qué te he hecho?
-¡Maldita sea! ¡Tenerme tan enamorado, y ahora con el estómago lleno de mariposas que se están convirtiendo en leones!
Se puso a reír. Su sonrisa me llenaba de vida.
-Sé que no es fácil, pero créeme, estoy esforzándome por pagar el viaje y pronto estaré contigo en Nueva York.
-¿Crees que cantando conseguirás el dinero?
-Si lo hago con el corazón sí.
-¿Te imaginas una vida juntos? ¿La quieres? -me preguntó.
-¿Lo dudas? ¡Cada noche lo hago! ¡Cada día, cada hora...! Me tienes atontado. Estoy seguro, además, de que lo que sueño ocurrirá.
-Confío en tu palabra, cariño.
-¡Así me gusta! -dije riendo- Tengo tantas cosas que decirte, tantas canciones que te he escrito...
-Siempre me dejan sin aliento y sin palabras.
-Por razones así escribiría canciones para ti a todas horas, y que así te enamoraras más de mí. Te amo demasiado, demasiado, demasiado, demasiado.
-¿Tanto me amas?
-Mil millas parecen demasiado, pero yo las recorrería por ti andando.
-Nunca nadie podría entender nuestro amor... y eso es lo que nos hace tan especiales.
-Delilah, te prometo que con el tiempo acabaremos juntos.
-Mi mundo... el mundo en si cambiaría.
-Y todo por tu culpa. - solté entre risas nerviosas.
-Amo tu voz.
-Eso suena a un "te echo de menos, pero por lo menos puedo oír tu voz", y yo te contesto: no me eches de menos, dos años más y todo habrá acabado. Y cuando pueda pagar el viaje, y no tengas más exámenes, sabes que iré a verte. Sabes que esta lucha y este esfuerzo es por ti y que no me voy a rendir. Por ti haría cualquier cosa.
-Me gustaría casarme contigo.
-Y tendremos hijos, y venderemos mi casa y compraremos otra más grande... Haremos lo que queramos, amor.
Después de dos horas hablando, ella se fue a cenar. Yo alargué el brazo y dejé el teléfono en la mesilla de noche, me giré y miré el lado izquierdo, donde ella solía dormir. Cerré los ojos con fuerza, agarré la almohada y me quedé dormido pensando en ella... en como sería cuando volviéramos a estar juntos.
[ Relato basado en la canción Hey There Delilah de Plain White T's. ]
domingo, 7 de abril de 2013
Papá.
martes, 19 de marzo de 2013
¿Qué es el amor en la vida?
¿Por qué subestimamos tanto el amor? ¿Por qué hay gente que se siente decepcionada de que sea algo "químico"? Estoy hablando de amor correspondido; pues creo que todos o casi todos sabemos lo duro y doloroso que es amar a alguien que no te ama. Pero hoy quiero hablar del amor entre dos personas.
Pienso que el amor es lo más bonito que hay en la vida, que es una de las razones por las cuales merece la pena vivir: pues el amor está lleno de sentimientos, te conduce a ellos, a sentirlos. Porque los sentimientos es lo mejor que hay en la vida. La tristeza te enseña a valorar la felicidad, la soledad te enseña a apreciar la compañía, y el amor... el amor es simplemente la vida.
Hay gente que se dedica a juzgar a parejas por su forma de amarse y de demostrarse amor o aprecio, o por la estupidez del físico de uno, del otro o de ambos. Y tristemente, también hay gente que incluso hace sentir mal a otras personas por amar a alguien de su mismo sexo. Como he dicho, pienso que el amor es de las mejores cosas de la vida, y también es triste que haya personas que acaben separándose muchas veces por la presión de esta gente tan asquerosa. Por suerte, hay gente que intenta con todas sus fuerzas no escuchar a nadie más que a su corazón; y su corazón sólo le dice que lo que siente es amor. Su corazón se acelera al pensar, escuchar, hablar, etc. con esa persona. Su corazón le dice que lo que siente con esa persona es especial, que es con la única persona que lo puede sentir, y no es algo normal, pero sí precioso.
Y puede que este texto no sea largo, pero simplemente me apetecía escribir esto para agradecerle a alguien, aunque sea con un día de retraso, todo lo que me hizo sentir.
lunes, 18 de marzo de 2013
Tal vez la lluvia te inunde, tal vez sientas que te ahogas, pero yo te ayudaré a nadar. Tal vez vengan días fríos; yo re daré todo mi calor y mi amor. Y no te desesperes en los días oscuros, yo intentaré guiarte con la luz de mi corazón, con la luz de mi sincero amor.
Cuando tu esperanza empiece a escasear, yo estaré ahí para darte razones por las cual luchar.
¿Qué me quieres?
te dejaré espacio, y te haré uno entre mis brazos.
Te daré lo que necesites, siempre y cuando permanezcas conmigo,
pues yo te necesito.
¿Qué me quieres? ¿Qué te quedarás conmigo? Te necesito.
Y puede que si te vas, sólo habré intentado ganar.
¿Queda algo más por hacer? ¿Qué conseguí tu corazón y te asusta que lo vuelvan a romper, amor?
Y te acompañaré a dónde quiera que vayas, y puede que me quede, siempre que me dejes.
Y puede que te ame, siempre y que mi alma siga ahí. Sólo quédate,
sólo déjame ser, sólo ámame.
Ámame, quiéreme, muérdeme. Aquí estoy, y estoy y soy, y todo es por ti. Y es que lo eres todo para mi.
sábado, 16 de marzo de 2013
Tú me completas.
Muchos piensan que el amor no es algo "tan importante como algunos dicen, que cuando pierdes a alguien, ya vendrá otra persona", yo pienso que es el mejor regalo de la vida, lo mejor que hay en ella. Encontrar a alguien que te haga sentir completo, que te ame, que esté allí para todo, que te haga sentir feliz... Y a veces, por mucho que cambie esa persona, tal vez tú sólo necesites a la anterior.
Cuando te marchaste de mi lado, dijiste que estabas cansada de que fuera tan frío, de que no fuera capaz de decir todo lo que eras para mi. No sé qué fue lo que te hizo volver, pero en serio que lo agradezco. Tenías razón cuando me dijiste que, si marchabas, todo cambiaría para mi, que te subestimaba. Que te subestimaba era en lo único en que estaba equivocada, sabía todo lo que me dabas, todo lo que valías y todo lo que eras y siempre serás, princesa.
Nunca tuve miedo a morir, pero sí a no poderte explicarte todo lo que yo imaginé contigo, lo mucho que guardé en mi corazón y no pude decírtelo; jamás fue mi elección ser así... y me arrepiento, me arrepiento de muchas cosas; cosas que me han hecho aprender, que sí, que tal vez pocas las cambié, pero que las cambiaría si volviera al pasado...
Aquí, junto a estar carta, te adjunto todo lo que escribí sobre ti. Escribir siempre fue la única forma en la cual supe decir cómo me siento, y ahí está... Siento que sea así como tenga que ser, como tengas que enterarte de todo lo que has sido para mi, lo que eres, todo... simplemente, todo...
Por cada segundo que pasa, es un segundo más que me acerca a la despedida. Sólo quiero decirte ahora, que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, que puede que hayan pasado una, dos, las que fueran, tú eres mi mujer. La única que merece la pena. Incluso, me hiciste confiar en ti, me hiciste saber que estabas ahí para cualquier cosa, para llorar conmigo, sonreír junto a mi, e incluso para hacer cualquier estupidez sólo por verme sonreír. Desde que te conozco, siempre has sido esa chispa que iluminaba mi vida más que el mismo Sol. Tú siempre estuviste a mi lado, y yo me alegro de haberte amado, de haberte conocido, y espero que cuando me vaya seas feliz. Porque siempre me sentí un hombre nuevo al verte sonreír.
Gracias, cariño, gracias por todo.
No sé cómo será tu vida a partir de ahora, pero yo he de marchar...
Nunca olvides que te amo...
(Relato inspirado en: Incompleto - Porta.)
martes, 12 de marzo de 2013
Lluvia.
Desde la ventana había visto que llovía, entonces ya llevaba el paraguas. Era no muy temprano, y tampoco muy tarde, pero sin embargo el cielo era oscuro, muy oscuro.
Encendí la música, y la puse a todo volumen, para perderme, para olvidar el mundo, para desaparecer. Guardé el móvil, y abrí el paraguas dispuesta a salir.
Comencé a caminar; no tenía rumbo, no quería ir a ningún sitio, sólo quería perderme, andar, ir a ninguna parte.
Me sentía sola, muerta, aunque el frío, la sensación de cuchillos clavándose en mi y el dolor que sentía en el corazón, me hacían recordar que seguía viva, que todavía había sangre recorriendo mis venas, que mi corazón seguía latiendo después de todo.
Seguía andando, pero cada paso que daba parecía inútil, no podía avanzar.
Un pequeño recuerdo que llenaba mi corazón, que lo rompía a la vez, inundó mis ojos. Agaché la cabeza, y di una patada a un pequeño charco.
Grité mientras lloraba, mientras sostenía el paraguas. Me sentía muy estúpida, sentía una gran impotencia dentro, sentía ira y dolor. Pero, ¿eso a quién le importaba?
Mis lágrimas parecían calientes, ya que tenía la cara helada del frío. Estaba completamente destrozada, pero nadie podía verlo.
martes, 26 de febrero de 2013
Frío.
jueves, 21 de febrero de 2013
Querida alma viajera inexistente.
Te llevaste mi vida entera al irte....
domingo, 10 de febrero de 2013
Princesa.
Estaba en frente del espejo, totalmente desnuda, con la cabeza hacia abajo. Crucé mis brazos para así sentirme algo acompañada, como si me estuviera abrazando a mi misma. Sentía miedo. Poco a poco, iba levantando la cabeza, empecé a mover los dedos de los pies mientras miraba mi cuerpo en el espejo y sentía el frío del suelo.
Me quedé mirando mi reflejo. Podía ver en mis ojos que estaban llenos de miedo, estaban llenos de dolor.
Empecé a acariciar mi estómago mientras iba mirándolo en el espejo y en mi piel. Después, me puse a pellizcar y agarrar todo lo que sobraba en mi estómago. Estaba llorando. Aterrorizada y con mucho odio y dolor dentro.
Me puse a analizar mi cuerpo agarrando y pellizcando otra vez, sólo que dejé mi estómago y empecé a hacerlo con mis piernas, mis brazos y mi cara.
Me acerqué al espejo, puse mi mano en él, y mi reflejo actuó a la vez. Sentí que el espejo estaba algo frío. Me miré a los ojos, y esta vez, no tenían miedo ni dolor, mas, estaban llenos de odio y rabia.
"¿Cómo van a quererte? ¿Cómo se va a fijar nadie en ti? Estás obesa, eres una inútil, eres fea. ¿Siendo así, crees que la gente cambiará? No. Tú has de cambiar. La culpa de que estés tan sola la tienes tú, la culpa de que todos te odien y te insulten la tienes tú." Pensé mientras miraba mi cuerpo en el espejo.
Me arrodillé en el suelo, llorando, completamente desconsolada. Hacía mucho que yacía muerta en vida.
"¿Recuerdas lo feliz que eras antes? ¿Cuando te sentías tan vacía? Y sabes a qué me refiero."
Recordé aquél entonces, cuando cada día era para mi un juego. Cuando, el perder, era ganar. Perder peso era mi meta.
Me sentía completamente vacía, me sentía muerta, sola; sentía que, si marchaba, nadie notaría mi ausencia.
Miré mis muñecas, miré las marcas de guerra contra mi misma. Esas cicatrices me demostraban lo fuerte que había sido, me enorgullecían. Pero ahora, era algo que no funcionaba... Ya no me sentía orgullosa de ello, sentía la necesidad de volver a hacerlo.
Sentía demasiada rabia, demasiada ira, demasiado odio contra mi misma. Me agarré a la taza del inodoro, y con algo de miedo introduje dos de mis dedos en mi garganta.
Hacía mucho tiempo que no lo hacía. Me hizo sentir bien, más vacía, pero más llena de felicidad. Pero... todavía sentía un gran frío en mi interior, un enorme vacío, todavía me sentía muerta, gorda, sola...
Me puse en pie y limpié para que nadie se diera cuenta de nada, tiré el papel al baño y tiré de la cadena. Sonreí satisfecha, limpié mis lágrimas con los brazos y miré de nuevo al espejo. Sintiéndome más débil, pero de algún modo, también más fuerte.
"Bienvenida de nuevo a mi, vieja amiga..."