sábado, 1 de diciembre de 2012

Cabina telefónica.

Era un día lluvioso, las nubes estaban tristes y tan negras como mi corazón; como mi roto corazón. La lluvia había mojado lo poco que llevaba encima, mi ropa, las tristes monedas que llevaba en el bolsillo y una pequeña fotografía bien protegida. No me importaba el frío, no me afectaba; pues el frío que mi corazón guardaba era todavía más grande. A penas notaba el del viento chocando contra mi pecho junto a la lluvia, por mucho que se sintieran como cuchillos, yo ya me sentía muerto.

Entonces vi una cabina telefónica en medio de la calle, me decidí. Me decidí a decir lo que llevaba una semana guardando.

-¿Si?- dijo ella con su dulce voz. ¡Cuánto la amaba, cuánto la extrañaba!

-Tenía tantos planes, tantos sueños... Pero eran sobre nosotros, joder... Sobre nosotros. ¿Qué voy a hacer yo sin ti?

-Esto...-dijo ella confusa.

-Déjame terminar. No digas nada, sólo escucha.

Tomé aire y continué.

-Estoy en una maldita cabina telefónica intentando que tú escuches mis palabras, que escuches lo que llevo una semana intentando decirte. He hecho tantas cosas por ti... Y he tratado de seguir mi vida, de continuar solo, pero lo único que he conseguido ha sido no dejar de pensar en ti. ¿Recuerdas cómo era todo hace un mes? ¿Lo recuerdas? ¿Te duele tanto como a mi? Todo está mal, joder, todo...  Yo sólo quiero seguir con nuestra vida -dije marcando el "nuestra".- Antes eramos tan tan tan felices, estábamos tan unidos... ¿No se te hace difícil el vernos tal y como estamos? ¿Tan alejados? -intenté calmarme un poco y no parecer muy nervioso- ¿Recuerdas aquella fotografía que nos tomamos hace un año? ¿Cuando estábamos mejor que nunca? Aquí la tengo... -la saqué, la miré y mis lágrimas empezaron a caer- No nos reconozco. Lo único que quiero es estar tal y como estábamos ahí. Por mucho que digas que es tarde, yo sé que nunca lo es, sabes que cuando quieras puedes volver a ésta, nuestra ciudad. Sabes que yo te seguiré dando el amor que siempre intenté darte. Déjame intentarlo, inténtalo tú conmigo. Mientras yo ando desperdiciando mi vida, cada noche, cada día, en estas calles tan vacías, tú sólo cerraste las puertas y apagaste las luces de nuestro "paraíso". Estoy temblando, estoy paralizado porque todavía no puedo creerlo. Sigo atascado, sigo llamándote "mi amor", "mi novia", "mi pequeña" en mi cabeza... No puedo seguir adelante, no sin ti. Supongo que por lo menos estoy haciendo esto, estoy luchando contra mis demonios y todo esto lo hago por ti. ¿Recuerdas aquello que me dijiste? "Felices para siempre"...  Ahora mismo no creo en eso porque no estoy junto a ti, necesito abrazarte y sentirte para ser feliz, joder... Todos esos malditos cuentos, películas y canciones están llenas de mierda y ahora me doy cuenta... Estoy tan harto de escuchar esas putas mierdas, ¡te necesito a ti para volver a amarlas, te necesito a ti para ser feliz! Siento que has olvidado el ayer, que me has olvidado a mi. Te presté mi amor y tú lo acabaste rechazando, ¿no era suficiente para ti? Sabes que yo nunca seré "bueno"... ¿Por qué quemaste esos malditos puentes hacia aquél futuro al que llamábamos paraíso? Necesito seguir adelante contigo, vuelve por favor...

Pero ella no dijo nada, sólo escuché su respiración, nada más...


(Relato inspirado en Payphone de Maroon 5)

1 comentario: