Lo peor es cuando ves que las cosas nunca van a ser lo que eran. Que no eres tú quien puede controlar la situación; que este problema no es como los otros, que tú no puedes intentar cambiar nada: pues sería un esfuerzo en balde.
Entonces es cuando tu mundo empieza a romperse. Las cosas no están bien, y tu alma muere. Tus ojos se llenan de lágrimas y te das cuenta que las adicciones siempre vuelven. Siempre vuelven para dañarnos.
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